martes, 3 de noviembre de 2009

Capitulo 13: Happy b-day!

El sonido del vibrador me despertó. Era media noche y por tanto mi cumpleaños. Oficialmente no cumplía 23 hasta las 6 de la mañana pero…El primer mensaje era de mi hermano. Seguido llegó el de mi madre. Me alegré de que se hubieran acordado de la hora de diferencia y de no haber sido felicitada a las 11 de la noche. Sabían que “madrugaba” y me llamarían al día siguiente.
Un par de amigas, un amigo y… mi ex. No sabía nada de él desde mi llegada a Londres pero sonreí enormemente al recibir su mensaje. Le echaba de menos pero no me arrepentía ni un poco de haberlo acabado de esa manera.
Mientras le recordaba y extrañaba nuestra antigua relación el móvil volvió a vibrar. Otro mensaje.

Happy b-day!
Espero que estés teniendo un placentero descanso
y unos dulces sueños.
No madrugues mucho que mañana te quiero
muy despierta, tengo muchas sorpresas.
Un beso
Robert


PVRobert
Le di a enviar con los dedos temblorosos. Aunque sabía que estaba durmiendo quería que se despertará por la mañana y viera mi felicitación.
Me recosté en la cama. Dejé el móvil en la mesilla y en cambio, cogí la bolsita de papel que contenía mi regalo. Saqué la cajita con el envoltorio destrozado. El cello ya no pegaba, por lo que se abría por todo lados. Ya había perdido la cuenta de las veces que lo había abierto. Pero estaba tan nervioso que no podía evitarlo. Detrás de ese envoltorio, detrás de esa diminuta caja, se encontraba algo muy especial para mí. Significaba mucho y esperaba de verdad que también lo hiciera para ella.
Vi la botella sobresaliendo de la bolsa colocada en la mesa de enfrente de la cama. Era un día especial para ella, y también para mí. Me estaba abriendo a ella, mostrándole todo lo que me estaba haciendo sentir. Quería demostrarle que para mí era algo más que un rollo pasajero. Me gustaba, mucho, y necesitaba que ella lo supiera.
Así que esa noche brindaríamos por su cumpleaños pero también por nosotros. Y ambas cosas merecían celebrarse con algo especial, digno del acontecimiento.
Estaba excitado, como si fuera mi cumpleaños pero hace 10 años. Y hecho un flan… Respiraba entrecortadamente y no podía dejar de pensar en ella y en lo que iba a hacer en unas horas.
Volví a intentar envolver la cajita con el papel brillante, haciendo fuerza con mi dedo índice sobre el cello para que se pegara, pero la labor fue completamente infructuosa. Cabreado, lo arranqué con violencia terminándomelo de cargar. Suspiré profundamente y dejé la caja en la mesilla.
Escribí un mensaje a Rachel:
He jodido el puto papel de envolver.
Sí, no he dejado de abrirlo en todo el día, ¿algún problema?.
Mañana tendrás que acompañarme a comprar otro o hacer algo.
Llámame cuando te despiertes, capulla.
Te quiero.


PVCarla
De nuevo el sonido del móvil me despertó. Lo cogí sobresaltada. Eran mis padres. ¡Joder!, me había quedado dormida sin poner el despertador y ya eran más de las doce…
-Hola.
-¡Felicidades, cariño!. – La voz de mi madre sonó dulcemente al otro lado de la línea.
-Gracias ma.
-¿Estabas dormida? – Preguntó recelosa.
-No, claro que no. – Mentí. No quería escuchar una charla… Yo quería ir a clase pero tenía que estar descansada. Sandra me lo había ordenado y…bueno también Robert Pattinson…Y esto último no era algo fácil de explicar.
-¿Y esa voz? – Obviamente mi madre no era tonta.
-Tengo la garganta algo cogida. Ya sabes el frío londinense. – Se quedó callada un momento engañándose a si misma y creyéndome como buena madre que era.
-Abrígate, cielo. Que por allá hace mucho frío y vais siempre medio desnudas. – Puse los ojos en blanco, sin contestarle. - ¿Y que tal todo?, ¿el trabajo? – Genial, la tía sabia ir al grano.
-Pues muy bien, muy contenta con todo. El trabajo estupendo como siempre, y las clases también. Todo bien.
Mentirosa.
No podía decirle la verdad…Cuanto menos tiempo se preocuparan por lo que estaba haciendo o dejando de hacer, mejor. Además iba a echar currículos enseguida, algo me saldría pronto. Y lo de la película…ya se lo diría. Quedaban meses hasta su estreno, había tiempo.

El temporal de mis padres ya había pasado. Mi señor padre también había querido saber sobre mis olvidados estudios y mi abandonado trabajo.
Pero lo había superado sin problemas y con mentiras.
Ahora me esperaba uno nuevo y mucho más difícil de capear. Sandra.
Salí de la habitación con cuidado intentando no hacer ruido, rezando para que estuviera fuera de casa. Pero no. A la altura de la cocina me interceptó.
-Tienes.Que.Contarmelo.T-O-D-O. – Era directa. Abrí la boca intentando decirle algo pero su mirada me daba miedo. Relajó la cara ante mi gesto de frustración y sonrió.
-¡Felicidades cariño! – Se abalanzó sobre mí, abrazándome con fuerza y besándome por toda la cara. Intenté deshacerme de ella, pero ni mis movimientos de cabeza, ni el intento de mis piernas por escapar de allí corriendo, ni mis brazos empujando su cuerpo en todas las direcciones consiguieron nada. Cuando acabó su tortura me soltó, volviendo a su cara de loca asesina.- No, en serio. Tienes.Que.Contarmelo.T-O-D-O. – Se volvió a relajar sonriendo. - ¡Joder, Carla!, que es Robert Pattinson. ¡¡Robert Pattinson!!. Que no estamos hablando del vecino del cuarto. No. Es Robert Pattinson. Tú te estas tirando a Robert Pattinson. – Afirmó sacudiendo la cabeza con los ojos desorbitados. Algo se le paso por la cabeza y volvió a tensarse. - ¿Te lo estas tirando?.- Asentí algo avergonzada. Puso los ojos en blanco, tapándose la cara con las manos. - ¡Oh dios mío! – Mordiéndose el labio inferior con fuerza preguntó. – ¿Y cómo es? – Colocó sus nudillos en la boca intentando contener un gemido. Las dos habíamos estado al borde del colapso solamente imaginándonos cosas de este tipo. Que una de las dos lo supiera a ciencia cierta tenía que ser como poco desesperante.
Le intenté informar más o menos de todo. Obvié detalles demasiado íntimos y también “olvidé” comentar mi enamoramiento absurdo pero claramente existente. Aunque eso era algo obvio. El enamoramiento absurdo había estado ahí desde la primera vez que lo vi. Y ella lo sabía. Sabía que yo lo tenía y sabía qué se sentía porque también lo había vivido.
Cuando nos fue posible dejar de hablar de EL HOMBRE, me contó que Rachel le había llamado esa mañana, informándola de todo el itinerario y el protocolo de acción sobre mí. No tenía que enterarme de nada hasta el momento exacto de la llegada a donde fuera que fuese. Rachel era así. Una zorra manipuladora encantadora. Estaba segura de que lo había planeado todo a la perfección y yo no sabría nada hasta la hora de la cena, las 8.
-¿Tan tarde?
-Sí, quieren que no haya mucha gente, que la zona esté un poco despejada. Al parecer la tía del cumple se folla a Robert Pattinson… - Me reí. ¡Oh, sí! La tía del cumple se follaba a Robert Pattinson.

Cuando llegó el momento, comencé a prepararme.
Estaba emocionada y expectante. Nerviosa como hacía años no me ponía por un jodido cumpleaños. Se las habían arreglado para mantener la sorpresa en secreto y el saber que había algo pero no saber nada sobre ello era exactamente tan matador como Rachel esperaba.
Me puse un vestido beige con encaje tostado por encima. Unos leotardos negros y los botines de tacón negros.
Ojos ahumados, eye-liner, máscara de pestañas, colorete y vaselina.
Y me ondulé el pelo con las planchas, nada demasiado exagerado, pero algo…especial.
Sandra también se arreglo más de lo que ella acostumbraba. Cuando la vi, enarqué las cejas sorprendida.
-¿Qué pasa?. Nos vamos a codear con vips, ¿no?. Pues que se note. – Solté una carcajada.
-No te creas tú que van vestidos de vips precisamente. Seguro que tú eres la más divina. – Me sonrió entusiasmada, levantándose y pasando su brazo por mi hombro, llevándome hacia la entrada.
-Bueno, déjame que te dirija a tu súper party.
Cogí mi cazadora de charol y mi bolso de cadenita y me deje guiar…

Nos montamos en un taxi al bajar a la calle, Sandra se sentó delante, enseñándole un papel con la dirección en vez de decirla en alto. Esto ya era pasarse un poco.
Pero en cuanto en Finforough el coche torció hacia Old Brompton en vez de seguir por Fulham St para ir al centro como yo suponía, supe exactamente a donde nos dirigíamos.
No conocía más que un local en Old Brompton, pero encajaba a la perfección con una cena de cumpleaños de una española. Sonreí al ver que los ojos de Sandra me miraban por el retrovisor, elevando las cejas.
Íbamos a cenar en Cambio de Tercio, el mejor restaurante español de todo Londres.
Aluciné literalmente cuando entré, había estado una vez no hacía mucho y era un restaurante serio y elegante, pero lo habían transformado por completo.
Rachel, y no sé por qué me daba que alguien con más influencia, se las habían arreglado para que el restaurante sirviera la cena a las 8 de la noche, que cerrara para todo el mundo y que luego permitieran una fiesta hasta altas horas de la madrugada.
Las paredes pintadas de colores cálidos, rojos, fucsias y naranjas estaban iluminadas por luces de colores.
Todas las mesas habían desaparecido y sólo había una larga y pequeña donde los platos ya estaban colocados.
La mayor parte del comedor era una improvisada pista de baile con un pequeño escenario y un karaoke.

La mayoría de los invitados ya habían llegado. Todos hablaban por grupos animadamente, pero se volvieron a mi anunciada llegada en cuanto Rachel empezó a gritar y a saltar sobre mí intentando felicitarme lo más efusivamente que sabía.
La siguiente en abrazarme fue Susan que había venido con el resto del reparto. Vanessa y Luke. También David y Mark dos cámaras con los que habíamos congeniado mucho. Y por supuesto Jack que se acercó avergonzado, sonriendo tímidamente. Me abrazó con fuerza.
-¿Por qué sólo han pasado dos días y me parece una eternidad?- Preguntó torturado.
-No sé, a mí me pasa igual. – Le sonreí ampliamente, me alegraba tanto de verle.
-Felicidades.
-Gracias. Has venido muy guapo. – Tonteé con él. – Pero la ducha con Guerlain ha sido excesiva. – Se olió la camiseta sonrojándose.
-Sí, ¿no?. – Asentí riéndome.
Sandra seguía a mi lado. La presenté a los que estaban cerca y mientras entablaban conversación eché un vistazo a la sala buscando a mi principal invitado. Lo vi mirándome cerca del escenario con Tom, Sam, Marion, Taylor, Ruby y Cisco. Sonrió cuando nuestros ojos se encontraron. Entonces Marion me saludó con la mano emocionada haciendo un gesto para que me acercara a ellos.
Interrumpí a Sandra y le indiqué que me acompañara excusándola de Luke que ya le estaba echando fichas.
Robert me abrazó cuando estuve lo suficientemente cerca. Juntó su cara para darme un beso. Había mucha gente delante, así que torcí la cabeza para que sus labios se posaran en mi mejilla. Pero él también lo hizo y el efecto se contrarrestó. Torpemente nuestros labios se rozaron sin querer. Volvió a girar su cara, ahora sí posando un dulce y casto beso en mi mejilla izquierda. Después susurró en mi oído un aterciopelado “Felicidades” y me regaló su sonrisa, sonrojado al separarnos
Después de los pertinentes saludos y felicitaciones, les presenté a Sandra. Cuando llegó el momento de Robert, ambos se tensaron avergonzados. Rob se puso colorado como un tomate y sin levantar los ojos del suelo le dio dos besos rápidos.
Ella y yo nos ausentamos un momento para dejar los bolsos y las chaquetas en la entrada.
Robert nos interceptó en el camino de vuelta con una bolsa en la mano.
Sonreí tímidamente y alterada, muy alterada. Creí que era mi regalo pero se la tendió a Sandra. Mi corazón decepcionado se relajó, volviendo a su ritmo normalmente acelerado en presencia de Robert Pattinson.
-Son un par de camisetas que Carla me prestó cuando…- Tragó saliva evitando el contacto con los anonadados ojos de Sandra. – Creo que son de tu novio. Las ha lavado mi madre así que no te preocupes porque estén…no soy un cerdo o algo…- Se cayó un segundo lamiéndose el labio inferior y pasándose las manos por el pelo. – Gracias. – Me miro a mí suplicando algo de ayuda. Paseé mis manos por su espalda cariñosamente.
-Está bien Robert. ¿Verdad, Sandra.? – Ella, todavía sin voz, asintió mirándole fijamente.

Después de la cena, muchos de los asistentes se fueron, ya que era tarde y muchos trabajaban. Al final nos quedamos los de siempre: todos los amigos de Rachel, a los que el trabajar al día siguiente no les suponía demasiado, ella, Jack, Sandra y yo.
Por supuesto seguimos con la fiesta. Cantando en el karaoke, como no, canciones españolas. La Macarena, Que viva España, Mi Carro, Paquito el Chocolatero…y el resto del cancionero popular.
Era descojonante escucharlos cantándolas en su improvisado español. Rachel, Tom, Sam y Tay a penas se bajaron del escenario. Rachel cantó prácticamente todas. Rob fue el más aclamado pero se negó a subir.

Rachel y Tom cantaban a dúo el Aserejé cuando vi a Jack. De pie, bailando no muy animadamente y apartado del grupo, pero sonriendo.
De pronto me miro y su sonrisa se ensanchó. Me acerqué a él.
-Lo estás dando todo, ¿eh?.
-Estoy algo cansado. Pero muy buena fiesta, digna de la anfitriona.
-No estoy yo muy segura de que yo sea la anfitriona. – Soltó una carcajada. Él conocía tan bien a Rachel como yo. – Creo que me voy a ir ya.
-No, Jack, quédate. – A penas había estado con él y de verdad me apetecía aprovechar algo de tiempo.
-No, en serio C. Estoy agotado. – Bostezó, asintiendo. Arrugó la nariz y las cejas. Cerrando los ojos al final. Cuando acabó. Siguió con la nariz arrugada y la boca medio abierta, pensando en algo un par de segundos. – Pero me lo he pasado muy bien. Además estás en buena compañía. – Echó una mirada furtiva, con los ojos entrecerrados a Robert. Después me volvió a mirar sonriendo. – Me alegro mucho de verte. – Elevó más las comisuras de su sonrisa. Le abracé. Tenía ese efecto sobre mí. Me despertaba tanta ternura que necesitaba achucharle todo el rato, esa sonrisa me mataba.
-Esta semana quedamos. Una cena o algo, ¿sí?. – Amplió su sonrisa.
-Claro. Genial. Te llamo, ¿vale?. – Asentí. Le di un beso fuerte en la mejilla. – Acariciando su cara.
-Vamos que te acompaño.
Fui con él hasta el final de la sala-comedor y nos despedimos.
Cuando iba a darme la vuelta sentí como unos fuertes brazos me rodeaban la cintura. Un cálido cuerpo pegarse al mío, y unos suaves labios recorrer mi cuello despacio hasta mi oído.
-No hemos tenido ni un instante a solas. – Sonreí, agradecida a todas la deidades habidas y por haber.
-Tampoco nos escondemos de nadie, ¿no?. – Acaricié sus tensos brazos a mi alrededor.
-Que va...Sólo de millones de personas alrededor del mundo...pero nada preocupante. – Me giró hacia él. Juntando nuestras caderas. Nuestros labios se encontraron por primera vez en todo el día. Ansiosos por la espera y aliviados por fin.
Se abrieron sinergicamente, dejando a nuestras lenguas entrelazarse, explorándose despacio.
Nos separamos sonriendo y él dibujó el contorno de mi mandíbula con sus dedos.
-Hoy creo que tienes compañía en tu piso. – Enarcó las cejas, sin dejar de acompañar el movimiento de su mano con la mirada.
-Pues sí. – Afirmé haciendo un gesto de resignación con la boca.
-Mi apartamento está libre pero...no creo que sea...
-Lo sé. – Me miro apenado. ¿Por qué coño no podía ir a su apartamiento cuando quisiera y con quien quisiera?. – Pero puedo obligar a Sandra a que duerma con el ipod.
-Me parece muy buena idea. – Me regaló su sonrisa pre-sexo antes de volverme a besar. Uno rápido e intenso. Bajó su mano por mi brazo hasta entrecruzarla con la mía. Acariciándola y tirando de mí hacia adentro de la sala.
Rachel y Tom seguían arriba, pero ahora se les haban unido Ruby y Sam. Estaban cantando, y bailando, de nuevo la Macarena. Se lo estaban pasando todos en grande. Y me alegraba, pero era muy penoso que tuvieran ese esperpento de impresión de los españoles.
Sandra no tardó en acercarse para decirme que se iba. Eran las tres y la pobre entraba a trabajar a las ocho de la mañana.
-Voy a dormir en el piso de Chris. – Sonreí apretando y mostrando todos los dientes. No tuve ni que habérselo pedido. Pero antes de que pudiera contestarle aclaró. – Sólo por esta noche. Aunque tenga sus llaves sabes que no me gusta pasearme por ahí cuando él está en Alemania. – Asentí. – Yyyy si algún día Ed Westwick se cruza en mi camino te quiero fuera de casa tres semanas. Porque pienso retenerlo contra su voluntad hasta morir de un orgasmo.
-Si algún día Ed Westwick se cruza en tu camino deberás plantearte seriamente un trío con tu compañera de piso.
-Ja. No he oído yo ninguna charla sobre tríos y Robert Pattinson por aquí...
-No, no, no...Además tú tienes novio. – Puso los ojos en blanco apenada.
Marion, Tay y Cisco se fueron con ella.
Mientras que los demás seguimos con la descarada deshonra a la patria, y a la música en general...

El restaurante tenía permiso hasta las cinco de la mañana y conforme se acercó la hora tuvimos que recogerlo todo.
Robert empezó a ponerse nervioso. Aún estando ambos más que ebrios, lo podía notar. Se paso las manos por el pelo un millón de veces más que de normal. No paraba de rascarse las cejas. Y no dejaba de retorcerse las manos, presionando los nudillos. Hablando por los codos, diciendo tonterías y negando con la cabeza extrañado de sus propios comentarios. Estaba alterado por algo y eso me asustaba y me inquietaba a partes iguales. Me asustaba y me inquietaba a partes iguales mucho.

4 comentarios:

  1. ala tiaaaaaa qiero ver el regaloooooo

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  2. Yo tb!!! regaloooooooooo!!! kiero ver el regalooooooo!!!

    Carla es Alexa chung?(o como se escriba??) no me habia fijadooooooooo!!! XD jajajaja.

    Sigue , es genial!!! muak!!

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  3. que me he quedado con las ganas de saber que es el regalito *-*

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  4. joe y como es posible que no me haya enterado de que habias subido más capitulos !!!
    mmmm me encanta, a ver que pasa ahora ... si esos nervios se pasan o que ...
    Graciassss cariño

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