sábado, 29 de agosto de 2009

Capitulo 8: No me acuerdo de nada

Abrí los ojos. Y noté el grandísimo dolor de cabeza que me estaba martillando el cerebro. Pasé mi mano por la frente, intentando aliviar el dolor. Cerré los ojos de nuevo, y di una vuelta sobre mí, estirando los brazos.
-¡Ooch!- Golpeé algo. Abrí los ojos y vi a Robert Pattinson, frotándose la frente con una de sus manos.
-Lo siento mucho.- Dije apurada, poniéndome una mano en la boca. Robert Pattinson agredido en mi cama. A mi lado. Sin camiseta. El torso, ¡y que torso!, destapado. Y una sabana tapando sus partes más intimas. Yo también desnuda, y ¡sin nada que escondiera mis vergüenzas!. Me tapé de inmediato, subiendo la sabana por mi cuerpo.
El me miró sonriendo. O estaba teniendo un ataque al corazón, o había pequeñas detonaciones explotando en mi interior.
-Perdona, perdona. Lo siento muchísimo.-Me mordí el labio inferior.
-Estoy bien, de verdad.- Seguía con su sonrisa, pero fue desdibujándola poco a poco. -¿Y tú?
-Genial.- Contesté agitada. El puso cara de dolor.
-Has pasado toda la noche en la esquina, apartada de mí…-Hizo una mueca.
-Oh.- Negué con la cabeza.- Siempre lo hago, duerma acompañada o no. Me gusta dormir apretujada en una esquina.- Forcé una sonrisa, confusa.- En serio.- Si fuera por mi me engancharía de tu cuello como una lapa, pero creeme no seria muy divertido…para ti, claro.
Me observó detenidamente unos instantes. Después sacudió la cabeza y me dedicó su sonrisa de medio lado, un poco avergonzado.
-Vale. Pues, es un alivio. Creía que apestaba.- Se pasó una mano por el pelo.-¿Algo que decir de mi olor?, por cierto.- ¿Aparte de que me pone peor que una perra en celo?
-No, la verdad es que parece que te has duchado…por lo menos durante la última semana.-Ambos nos reímos.
Nos quedamos mirándonos el uno al otro unos minutos. De pronto frunció los labios.
-No me acuerdo de nada.
-Yo tampoco.- El se mordió el labio, y yo cerré los ojos dejándome caer en la almohada. Se colocó de lado mirándome. Después de un rato en silencio dijo:
-Sí que me acuerdo de algo.
-Y yo.
-Vamos, que me acuerdo de que…bueno…eso.
-Sí.
-Y no me arrepiento.- Dijo alterado.
-No, ni yo.-Negué violentamente con la cabeza, mientras él asentía aliviado.
-Me alegro.- Descansó su cabeza, junto a la mía, en la almohada. Pasó un brazo por mi cintura, por encima de la sabana, y me atrajo hacia él, besándome en la frente.
-Y yo.- Sonreí, clavando mis ojos en los suyos. Deslizó su dedo índice por mi cara, hasta llegar a mi labio. Yo lo mordí delicadamente en la punta. Cuando lo solté se llevó la mano al pelo. Y bajó su cabeza, poniéndola a la altura de la mía. Nuestros labios estaban a unos milímetros, sin dejar de mirarnos, se encontraron en un beso suave y dulce. El se separó y apoyó su cabeza en mi pelo, dejando la mía debajo de su barbilla. Me abrazó más fuerte, mientras yo ponía mi mano en su brazo. Volvimos a quedarnos dormidos.


Desperté, al sentir las suaves caricias de sus dedos en mi mano. Abrí los ojos, y lo primero que vi fueron sus preciosos ojos verdes que me observaban en silencio.
-Hola- dijo muy bajito, sin dejar de acariciarme. Mientras dibujaba una tímida y perfecta sonrisa. Le sonreí también, como una tonta enamorada, sintiéndome la persona más afortunada del planeta. Miré el reloj de la mesilla por encima de su hombro. Eran las 11:30 de la mañana. Volví a mirarle, él seguía clavando sus ojos en mí. Me deshice de sus brazos y me incorporé, apoyando mi espalda en el cabezal de la cama. Estiré mis brazos por encima de mí, y mi cuello. Seguía con un dolor de cabeza horrible.
-¿Por qué parece que tú no tienes resaca?.- Sonrió ampliamente. Sentándose a mi lado, con nuestras piernas rozándose.
-Años y años de experiencia.
-Uff. Sólo tengo un año menos que tú, y creo que probablemente empezaría antes en esto. Spain is different, babe.- Volvió a dibujar su sonrisa, bajando la mirada.
-Seguro. Pero tú pesas, ¿Cuánto?, ¿45 kilos?, y mides la mitad que yo, así que no lo toleras tanto. Estas jugando en una liga superior, nena.- Me reí ofendida
-Perdona monada, con mi metro sesenta y cinco y mis…45 kilos- Asintió orgulloso.- puedo absorber lo que quiera. Cuando quieras te pulo.
-Me encantaría ver eso.- Ambos sonreímos mirando hacia otro lado. Yo como una idiota, y él como la persona más guapa del mundo.
Noté su piel caliente contra mi pierna. Suspiré. Estábamos desnudos, con la ropa esparcida por todo el cuarto. Empecé a ponerme muy nerviosa. Era una situación incomoda. Sabia que ya me había visto desnuda, y más que eso, pero entonces yo estaba bastante pedo y ahora sólo era una tía con sus complejos expuestos a Robert Pattinson. No dijimos nada en un rato, ni nos miramos. Sólo nos mantuvimos pegados, sentados, pensando.
-No veo mi camiseta por ningún lado.- Dijo, haciendo una mueca con la boca y pasándose una mano por el pelo.
-Ya.-Tragué saliva.- Mi camisa esta en esa mesilla, ¿me la pasas?- No quería mirarle, me daba demasiada vergüenza tener tanta…vergüenza.
-Claro.- Se dio la vuelta, levantándose un poco de la cama, lo que hizo que la sabana resbalara y dejara a la vista su maravilloso trasero. Me fijé en él, acalorándome, y probablemente también, abriendo la boca. Se volvió de nuevo hacia mí con la camisa en sus manos, y levanté rápidamente la vista. Sabía que estaba completamente roja. Y le sonreí sofocada.
Me deshice de la sabana y me puse la camisa rápidamente. El no estaba mirando, pero tampoco tapaba mucho. Me di la vuelta sentándome en la otra esquina. Abrí el cajón de la ropa interior que estaba en la mesilla de noche, y me puse unas bragas.
Me levanté mareada, y ande hasta la puerta. Cerré los ojos un segundo y le miré.
-Voy a…preparar algo para comer. ¿Quieres algo especial?
-No.-Negó violentamente.- Cualquier cosa, gracias.
-Vale. Hay toallas en el baño, puedes ducharte si…no es demasiado suplicio- Soltó una carcajada. Sonreí.- Yo…me ducharé en el otro.
Asintió con su sonrisa de medio lado, y con su mano derecha en su maravilloso pelo. Parecía aliviado e igual de avergonzado que yo.
Asentí y salí de la habitación cerrando la puerta.

PVRobert

Vi como salía de la habitación, mientras me recreaba con su precioso cuerpo, recorrí sus piernas, sólo con unas bragas negras y su camisa de un tejido transparente que dejaba todo a la vista. Me volvía loco.
Ella se había levantado de la cama y me había dejado un rato de intimidad en su propia habitación. ¡Dios! Era un idiota. Me sentía tan avergonzado. No había sido capaz de menearme de la cama. ¿Cuántos años tenia?. Ya me había visto desnudo, no había motivo para ponerse nervioso porque lo volviera hacer.
Y ella lo había notado, por eso se había ido…Era un verdadero encanto, y tan atenta. Suspiré.
Aún estaba en la cama. Me pasé una mano por el cabello, y tiré la sabana a un lado, levantándome. Eché un vistazo a la habitación en busca de mi ropa, vi los calzoncillos y los pantalones, pero no había ni rastro de la camiseta. Estaría debajo de la cama, pero estaba de pie, totalmente desnudo, y me sentía un tanto ridículo, así que me fui directo a la ducha.
Cogí una toalla, olía a su suavizante, inhale ese aroma cerrando los ojos. La dejé en el retrete. Entré en la ducha, encendí el agua y deje que cayera sobre mi pelo, mi cara, mi pecho, mis piernas.

PVCarla
Agité mi pelo, después de secarlo con la toalla y de peinarlo.
Me puse una camiseta negra con letras de Sandra, y unos shorts grises que estaban para planchar con leotardos. Me calcé las botas planas de tachuelas. Y fui a preparar el desayuno a la cocina.
Al pasar por el salón, vi la camiseta de Robert en el sofá. Sonreí y la cogí. El Yo nunca…Puse los ojos en blanco. Recogí también sus zapatillas y fui hacia mi habitación.
Llamé a la puerta pero no contesto. Oí el agua de la ducha, así que entré.
¡Joder!, parecía una leonera. Hice la cama y recogí su ropa.
La coloqué encima de la cama. Su camiseta, sus pantalones, sus boxers…Estuve a punto de olerlos…
No seas patética.
Vale, aun tengo algo de dignidad. Los doblé y los dejé al lado de un calcetín…y el otro no lo veía. Me agaché y levante un poco el edredón para mirar debajo de la cama, ahí estaba, lo cogí y me levanté. Puse sus nikes en el suelo, debajo de los pantalones. Fui a por una camiseta de Chris a la habitación de Sandra, y no vi nada más para un tío. Así que fue lo único limpio que pude dejarle.
Recogí también mi ropa, y la metí en la lavadora.

Preparé macarrones con tomate y carne picada, eso le gustaba a todo el mundo, ¿no? Y me senté en la mesa, esperando a que saliera.
Le vi aparecer por la puerta. Llevaba la misma ropa que ayer y la camiseta que le había dejado. Con el pelo revuelto y mojado, pero igual de perfecto y sexy que siempre, incluso más. Me derretí.
-Gracias, por…-se señaló la ropa.- Y por ordenarlo todo. Cuando he salido del baño parecía otra habitación.- Se mordió un labio, meneando la cabeza, mientras se acercaba a la mesa.
-De nada.- Sonreí.- ¿Macarrones con tomate?-hice una mueca.
-Sí, por favor. Me encantan. Gracias.- Se sentó y le serví la comida en su plato. Los probó. Terminó de tragar.- ¡Están muy buenos!- estaba sorprendido. Gracias cielo.- Deberías ver la mierda que como normalmente. Aquí suelo comer en casa de mis padres, pero no siempre. Y yo no se hacer nada.- Se encogió de hombros y siguió comiendo. Sonreí. - ¿Hoy vas a hacer algo por la noche?, ¿tienes planes?- Asentí con la boca llena. Tragué.
-Pues sí. Ceno con Jack. O’Connell, Cook de Skins.
- Sé quien.- Se puso serio.- Así que vais a cenar juntos. ¿Os lleváis muy bien?, ¿Qué tipo de relación tenéis?.-Entrecerró los ojos, apoyando una mano en su boca.
-Sí, la verdad es que es un encanto. No sé, me hace mucha ilusión conocer a gente que no seáis vosotros y Sandra, y cuatro tíos de clase. Además va a presentarme a sus amigos.- Me ríe emocionada. El me miraba detenidamente, sin cambiar su expresión.- Es como si lo conociera de siempre. Cuando pasas tanto tiempo con alguien “viviendo”- hice el gesto de las comilla con los dedos.- ese tipo de experiencias tan intensas, creo que se crea una especie de conexión…difícil de explicar.- Me encogí de hombros.- Supongo que tú lo entiendes mejor que nadie, ¿no?- No sé, llevas liado con tu compañera como tres años. Sonreí, y él me la devolvió, quitándose la mano de la boca, y relajándose.
-Sí, supongo que lo entiendo. Entonces sólo sois amigos, ¿no?, bueno, quiero decir…buenos amigos. Que os lleváis muy bien, vamos.
-Genial. Yo lo estoy literalmente flipando con todo esto de la peli –desorbité los ojos, suspirando.- y él me esta apoyando mucho, esta siendo de mucha ayuda cuando me entra la angustia. –Volvió a sonreír.
-Está muy bien tener a alguien que haya vivido o este compartiendo toda esta locura, ayuda a no pegarse un tiro –asintió varias veces.

Después de comer fuimos a recoger el salón, pero alguien llamó a la puerta. Miré por la mirilla.
-¡Joder!, es Rachel.-murmuré enfadada.
-¿Rachel?- preguntó sobresaltado.
-Sí, Rachel.- Me le quedé mirando. Estuvimos unos segundos en silencio, deliberando qué hacer. El se paso la mano por el pelo.
-¿Me escondo en tu habitación?
-Sí, mejor.- Le dije, acercándome a la puerta y haciéndole un gesto con la mano. Cuando se perdió de mi vista abrí.- ¿No tienes casa?
-Hola, yo también me alegro de verte.- Elevé las cejas, no estaba de humor.- ¡Joder!, solo quería saber que tal ayer…¿Qué tal?.- Sonrió abiertamente.
-Bien, aunque no tuvo ninguna gracia que me dejaras sola.
-¿Sólo bien?. Te dejé sola porque…espera un momento y ¿Rob?.
-En su casa, supongo.
-¿QUE?, ¿no ha pasado la noche contigo?. Os dejamos solos.- Estaba atónita. Meneó la cabeza sin creérselo.
-Sí, me di cuenta. Pero no somos elefantes a los que metes juntos en una habitación y se ponen a fornicar.- Eso no es del todo cierto. Tú calla.
Abrió la boca sorprendida, y giró la cabeza hacia el cuarto de estar. Meneó la lengua hacia arriba abriendo aun más la boca. Señaló la mesa llena de botellas, y se dirigió hacia ellas.
-¿Y esto?. Ja, demasiada bebida sólo para ti.- Se puso las manos en la cintura de forma autoritaria.
-Bebo mucho.- Contesté desde la entrada.
-Claro. Hay dos vasos.- Dijo orgullosa. Abrí la boca para replicar, pero la cerré, no tenía nada que decir.- ¡ROB!- Me pasé una mano por la frente y la deje apoyada en mis ojos.
-Rachel, tú por aquí.- Se puso a mi lado. Ambos nos miramos impotentes. Rachel sonrió al sentirse vencedora.
-¡Genial!, entonces ha habido polvo, ¿no?- Esto era demasiado.
-No, Rachel, no habido polvo. Subimos a echar la última, y le siguieron un par más y una botella de whisky, nos pusimos pedo, y nos quedamos dormidos, sin sexo.- Me estaba cabreando más a cada segundo. No me gustaba tener que hablar de estas cosas cuando ni yo misma sabía qué eran. Y menos si el susodicho era Robert Pattinson y además estaba presente en la conversación. Su sonrisa se desdibujo, dando lugar a una mueca. Miró a Robert inquiriendo una respuesta. El negó con la cabeza.
-¡Joder!. Mira que lo preparamos todo y ni por esas. Vosotros no necesitáis un empujoncito, hay que tirarse con vosotros a la piscina.
-No. El problema es que nadie necesita ningún empujón. Las cosas pasan si tienen que pasar y punto. Ni que tuviésemos 15 años. No es necesario que juegues a celestina, y menos conmigo, ni que os divertías con esto ¿Acaso voy yo propiciando nada con…?- Me callé, porque probablemente Rob no supiese nada. Pero elevé las cejas y le hice un gesto con la cabeza.
-Vale, lo siento. Sólo pretendía ayudar. Pero ya lo he captado. No necesitáis mi ayuda. Vosotros a lo vuestro.-Asentí más relajada. Y ahora me sentía un poco mal por como había reaccionado. Robert estaba apoyado en el marco de la puerta, sin decir ni una palabra.
-Me alegro de que lo hayas pillado, zorra.-Sonrió, y vino hacia mí. Me abrazó.
-Genial. Hoy cenas con Jack, ¿no?- Asentí. Ella puso morritos.- Vale, pues mañana nos vemos.- Le dio un abrazó a Rob- Y a ti esta noche.- Se encamino a la puerta y se marchó.
Robert y yo nos quedamos mirándonos en silencio. El tenía una mano en el pelo, y seguía apoyado en la puerta, con los ojos entrecerrados.
-Lo siento, no quería mentirle, ni alterarme tanto. Pero no soporto que se diviertan con…-Suspiré. El vino a mi lado.
-Tranquila, si yo pienso todo lo que has dicho. Además no tienen que saberlo todo.- Me abrazó. Escondí mi cabeza en su pecho, mientras me acariciaba la espalda.- Por cierto, ¿con quién no vas propiciando nada?.- Le miré un segundo, debatiendo si contárselo o no.
-No quieras saberlo. Con suerte te enteraras algún día de estos.
-¿Le conozco?- Sacudí la cabeza dándome la vuelta, le agarré de una mano y tiré de él.-¿No me vas a contar nada?.
-Calla anda.- Suspiró dándose por vencido, y me siguió.

Me ayudó a recoger y limpiar el salón. Estuvimos hablando de tonterías y haciendo el idiota un par de horas.
-Creo que debería irme ya. –Dijo mordiéndose un labio.
-Claro. –Pasó sus manos por los muslos y se puso en pie. Yo le seguí hasta la puerta. Nos quedamos mirando sonriendo. El se acercó a mí algo indeciso, y se agachó hasta que rozó mis labios. Fue abriendo los suyos despacio, capturando los míos delicadamente, presionándolos con cuidado. Se separó, y pude volver a coger aire. Sonreí soltándolo. El dibujo su media sonrisa.
-Mañana te llamo, ¿de acuerdo?. –Asentí. Aun con su mano en mi mejilla, me besó en la frente, se dio la vuelta y desapareció de mi vista.
Me apoyé en la puerta, mareada. Con la sonrisa más grande del mundo. Me mordí el labio riendo. Estaba eufórica, me hubiese puesto a gritar y a dar saltitos idiotas por toda la casa, pero mi cuerpo simplemente no conseguía hacer nada. Fui al salón y me senté en el sofá, sin poder borrar la sonrisa de mi cara.


Bueno nenas, pues creo que en dos semanas no voy a escribir el siguiente, que tengo muuucho que estudiar. Creerme que preferiria estar pensando en todo esto que en fisica, quimica y optometria peeeeero es lo que hay. Espero recompensar por la espera.
Besitossss

jueves, 20 de agosto de 2009

Capitulo 7: Yo nunca…

Oh, oh, oh.
Robert Pattinson va a subir a tu casa.
Di un millón de gracias a Dios por habérseme ocurrido limpiar la casa el día anterior, mientras abría la puerta del portal. No es que intuyera que le gustaran las casas impecables, estaba segura que la mierda le daba igual, pero a mí no.
Al entrar, encendí la luz de las escaleras. Robert seguía a mi lado, con su brazo en mi hombro derecho, hasta que nos paramos esperando el ascensor y él se pasó la mano por el pelo. Yo me balanceé repetidamente sobre mis pies. Los dos sin decir ni una palabra. De vez en cuando nuestros ojos se encontraban, y nuestros labios dibujaban tímidas sonrisas.
El ascensor bajó y nos montamos. El se apoyó en una de las paredes y yo en la de en frente. Más de lo mismo. Silencio, miradas, sonrisas. Y calor, mucho calor. En un momento me perdí por completo en sus ojos. Era perfecto. Dolía tanto mirarle. Suspiré, sin apartar la mirada. Entonces el ascensor dio un pequeño saltó, sobresaltándome. Me giré y salí de él cuando las puertas me dejaron paso. Notaba las pisadas de Robert tras de mí.
Abrí la puerta, y me hice a un lado para que entrara. Pasó delante mía con una de sus manos en el pelo. Encendí la luz y cerré la puerta. Le guié hasta el salón, donde dejé las llaves.
-Siéntete como en casa.- Sonreí. El estaba de pie, nervioso y confuso. Asintió y tras pensárselo un poco se sentó en uno de los sofás. Yo me di la vuelta y me dirigí a la cocina a por combustible. Al llegar me apoyé en la pared.
-Wow, wow, wow.
Abrí la nevera y balanceé la puerta a modo de abanico, intentando refrescarme con el aire frió. Cogí un par de Heinekens y metí un pack de seis al congelador para que se enfriaran más.
En el umbral de la puerta respiré profundamente y fui a su encuentro.
Ahí estaba sentado. En mi sofá, con la cabeza en la rodillas. Al sentirme la levantó, y sonrió ampliamente cuando vio…las cervezas.
-Cuanto te he echado de menos, nena.- Dijo cogiendo una de las botellas y dándole un sorbo. Puse los ojos en blanco y me senté en el sofá de al lado.

Después de darle el último trago a mi cuarta cerveza y de empezar a notar las agujetas en mi estomago, me levanté a por otra Heineken. El dejó la suya en la mesita.
-¿Otra?- Le pregunté.
-¿Intentas emborracharme?- Me di la vuelta ofendida. Oí su risa de fondo.
Cuando volví sólo llevaba conmigo una botella. El me siguió con la mirada, intrigado, hasta que me senté.
Seguía observándome con los ojos entreabiertos.
-Jamás intentare emborrachar a un alcohólico.
-Era broma.- Dijo, poniendo los ojos en blanco. Yo sonreí ampliamente.
-¿En serio?.- Bufó y fue a la cocina a por una.
Después se sentó, a mi lado en el mismo sillón. Con un gesto, fingido, de enfado. Sus ojos recorrieron la estantería, y se abrieron desorbitadamente cuando se toparon con algo de su interés.
-¿Eso es whisky?- Se levantó. Yendo hacia él como quien camina hacia su dios.
-No. Un día que me meaba y el agua estaba cortada. El señor Walker era lo primero que tenia a mano, y…bueno supongo que puedes imaginarte el resto.- Me miró sonriendo, y sacudiendo la cabeza. Volvió a posar la mirada en su reliquia. Cogió dos vasitos de chupito de la cristalera y se sentó más cerca de mí, apoyando la botella y los vasos en la mesa.
-Es hora de pasar a algo más fuerte, ¿no crees?- Levantó su botella de cerveza y de un trago se la acabo casi por completo, mientras yo le miraba perpleja. Se volvió hacia mí.- ¿Qué?, ¿te apetece o no?.- Estaba enfermo. Suspiré.
-Por supuesto.- Sonrió emocionado. Abrió la botella y llenó los dos vasitos. Me dio uno, y él cogió el otro.
-¿Algún juego?
- En mi pueblo se brinda por cosas y eso.- Dije con sarcasmo.
-Bueno, pero eso es más aburrido.- Parecía un crío.
-Creeme, después de un par, todo es divertido.- Soltó una carcajada.- Y puede que en este caso lo sea hasta con el primero.- Negó con la cabeza.
-¿El Yo nunca?
-¿De qué va eso?
-Dices algo que no has hecho, lo haces y bebes. También puedes decir algo que ya has hecho, pero tienes que hacerlo igualmente.- Sonreía alegremente. Aun viéndolo todo borroso, podía apreciarle maravillada. Lo que tú quieras, cielo.
-De acuerdo.- Me encogí de hombros.- ¡Juguemos!
El se balanceó excitado.
-Empiezo. Yo nunca…- Dirigió los ojos hacia arriba, pensando.- he bebido cerveza.- Le dio un trago a mi botella y luego se bebió el chupito. Agitó la cabeza y me miró sonriendo.- Te toca.
-Wow. ¿Cerveza?, ¿en serio?. Divertido de verdad.- Dije asintiendo. El se rió, y me indicó con la cabeza que me tocaba.- Yo nunca…he saltado en este sofá.- Un poco avergonzada, me subí al sillón y pegué un brinquito. El empezó a descojonarse y me dio el vasito mientras yo me sentaba de nuevo. Bebí. Un escalofrió recorrió todo mi cuerpo. Puse cara de asco, abriendo la boca y abanicándomela con la mano.-Arde.
El seguía riéndose.
-¡Que desmadre!-Dijo irónicamente. Sonreí, poniendo los ojos en blanco. Volvió a llenar los vasos, pasándome uno y quedándose el otro.- Yo nunca…he gritado en tu casa. ¡AAAAAAAH!- Me tiré en el sofá partiéndome el culo. El también se reía. Me incorporé llorando.- Tampoco es para tanto.- Dijo entre carcajadas.
-Deberías haberte visto la cara.- No podía parar de reírme. Respire profundamente.-Ufff.- Me abaniqué con la mano, mientras él sacudía la cabeza.

Media botella de whisky después, y docenas de Yo nuncas absurdos y ridículos, él tenia unos notables coloretes en sus mejillas y apenas podía abrir los ojos, y yo ya no veía nada, tampoco sentía vergüenza ni estaba nerviosa.
Se acababa de descalzar por el juego y estaba sentado a mi lado con las piernas cruzadas a lo indio encima de mi sillón. Mirándome mientras una risa continua inundaba el ambiente. Era mi turno.
-Yo nunca… me he quitado un jersey.-Tiré de una de las mangas del mío, y después de la otra hasta quitármelo del todo. Lo dejé caer en el suelo y bebí. El whisky en esos momentos era igual de insípido que el agua. Los volvió a llenar.
-Yo nunca… te he visto los tobillos.- Me quite las botas y uno de los calcetines. Subí una pierna al sofá y él me remangó los pantalones, dejando visible mi tobillo derecho. Con las dos manos sujetando mi pie, deslizó un dedo desde los míos hasta el empeine, dibujando un círculo alrededor del tobillo. Cerré los ojos sintiendo sus caricias. Al abrirlos él dejo caer mi pie y cogió el vaso.
-Yo nunca…te he visto sonreír.- Puse su cara entre mis manos, mirándole fijamente a los ojos y acariciando su mandíbula. Recorrí con mis pulgares su labio inferior hasta llegar a sus comisuras, estirando de ellas hacia arriba, él hizo el resto, formando una perfecta sonrisa. Retiré mis manos, mientras ambos seguíamos observándonos. Bebí y llené de nuevo ambos vasos. El deliberó un segundo y pude ver como sus ojos se volvían más ansiosos.
-Yo nunca…he besado tu estomago.- Levantó mi camisa hasta la cintura, y la abarcó con sus dos manos. Las deslizó despacio por ella, parándose en mi vientre. Acariciándolo de un lado al otro, arriba y abajo. Fue bajando la cabeza poco a poco, acercándose a mí. Noté sus labios, apoyándose en mi estomago, dándome un dulce beso. Me estremecí. Levantó la cabeza y bebió, clavando sus ojos en los míos, sonriendo. Le devolví la sonrisa, mientras me acercaba a él.
-Yo nunca…-susurré delicadamente conforme me aproximaba a su cuello- he besado el lóbulo de tu oreja.- Antes de rozarle siquiera, noté como un escalofrió recorrió todo su cuerpo. El contacto del aire procedente de mi boca con su piel había sido suficiente. Aun así, besé con cuidado su lóbulo, bajando mis labios por su mandíbula hasta su barbilla, ahí los separé de su piel y levanté la cabeza. Nuestros labios estaban prácticamente pegados. Sus ojos miraban los míos y yo miraba sus ojos sonriendo. Alejé mi cabeza de la suya, llevándome el chupito a la boca. Y su mirada buscó la mía confuso. Podía notar como se iba encendiendo. Su mandíbula estaba cada vez más tensa y sus ojos cada vez más ardientes.
-Yo nunca…-Acercó su cabeza a mi oído, mientras sus manos recorrían mi tronco por dentro de la camisa. Encogí el estomago y me mordí el labio. Susurró- he desabrochado tu sujetador.- Lo acababa de hacer. Se separó de mí. Sonreía abiertamente. Estaba satisfecho. Me estaba excitando y lo sabía. Tragué saliva, mientras él volvía a llenar los vasos y se bebía uno. Ahora era mi turno.
Metí mi brazo por una de las mangas de la camisa y agarré uno de los tirantes del sujetador. Tiré de él hacia fuera, liberándome. Metí mi brazo por la otra manga y sujeté el otro tirante, sacándolo y liberando a mi otro brazo. Después tiré de él. El primer tirante se volvió a introducir en mi camisa, deslizándose por mi cuerpo hasta salir por la otra manga. Todo esto bajo la atenta mirada de Mr Pattinson. Tenía la boca abierta, mientras seguía el movimiento de mi sujetador al caer al suelo. Dirigió la mirada hacia a mis pechos. La camisa era transparente, estaba segura de que en ese instante mostraba más de lo que insinuaba. El estaba apunto de explotar. Pero yo aun no había acabado.
-Yo nunca…- Aproximé mi cabeza a su oído, mientras mis manos se deslizaban por sus muslos hasta llegar a sus ingles. Murmuré.-he desabrochado tu bragueta.- Coloqué mi cabeza delante de su cara. Y mis manos se apoyaron en él. Empezaron a desabrochar cada uno de los cinco botones que tenían sus pantalones. Pude notar como se iba endureciendo con cada botón que le liberaba de la presión. Mientras, mis ojos admiraban su melanina fundiéndose en sus iris, clavados en mis ojos.
Cuando acabé, aparté mis manos de él, pero no me moví ni un milímetro. Estábamos prácticamente pegados. Sonreí seductoramente. El también lo hizo. Sin pestañear, con sus labios a un centímetro de los míos dijo:
-Yo nunca…te he besado.- Y nuestros labios se fundieron, ansiosos y llenos de pasión.
Nos dejamos caer en el sofá. Puso su mano en mi cuello posando mi cabeza despacio sobre el cojin, y la otra en mi cintura, bajando por mi cadera, hasta mi muslo.Yo tenía mis manos en su nuca, agarrándose a su pelo.
Estaba sobre mí, aun con nuestras bocas explorándose, entre mis piernas. Había dejado de respirar por completo, y mi cuerpo no necesitaba aire ninguno. Pedía otra cosa, suplicaba otra cosa. Necesitaba sentirle. Pasé una de mis manos al inicio de su espalda y fue explorando su tronco por debajo de la camiseta. Ardía. Nos separamos un segundo, para volver a fundirnos con más ganas. Mi mano fue bajando por su estomago, mientras notaba como se hinchaba y deshinchaba rápidamente al compás de sus latidos. La mano que seguía en su pelo, agarró su camiseta y tiro de ella hacia arriba. Nos volvimos a separar, para poder quitársela. Nuestros ojos estaban clavados los unos en los otros. Perdí los suyos de vista un instante cuando la camiseta le tapó la cabeza, pero de inmediato volvieron a estar mirándome.
Me volvió a besar, posándose otra vez sobre mí. Introduciendo su mano por debajo de mi camisa, acariciando mi piel delicadamente. Apartó sus labios de los míos, y fue recorriéndome despacio, hasta llegar ansioso a mi cuello, mientras sus manos empezaron a desabrochar mi camisa por abajo. Un botón…dos…tres...cuatro...De repente paró y se incorporó jadeando.
-¿Estas segura?- Le miré confusa.- Quiero decir que…bueno…-Su respiración era entrecortada.- no quiero hacer nada que no quieras.
Dibujé una amplia sonrisa. Me levanté poniendo mi cara muy cerca de la suya. Le di un pequeño empujón sentándolo. Me acomodé encima de él. Esperaba haberle dejado claro qué era lo que quería. El pareció captarlo, porque después de dedicarme su media sonrisa, se abalanzó sobre mí. Esta vez sus manos desabrocharon los botones de arriba, abriéndola un poco por uno de mis hombros, mientras lo besaba. La otra mano fue bajando por mi clavícula hasta encontrar a uno de mis pechos, recorrió su contorno despacio, y después lo agarró fuerte. Soltado un gemido le susurré en el oído.
-Deberíamos ir a mi habitación.- Al segundo se levantó conmigo en brazos, yo me abracé a él apoyando mis piernas en sus caderas. Empezó a andar, mientras nos devorábamos el cuello. Se tropezó con la mesita. Y chocamos contra la puerta de la cocina.
-No…mm…sé…donde- tragó saliva.- donde…donde es.
-Mmm…al final.
Se deslizó pegado a la pared, hasta que encontró un hueco y siguió andando muy deprisa, hasta que otra pared nos paró. Era el final del pasillo.
-A la derecha…a la derecha.-Le indiqué jadeando.
Se aceleró, hasta que caímos en una cama. Sí, era mi cama.
Me arrastré sentada hasta la almohada. Mirándole fogosamente, mientras le esperaba. Se acercó a mí gateando. Cuando me tuvo a su alcance. Me acarició la cara con una de sus manos, atrayéndome hacia él. Nos besamos, primero dulce y suavemente. Sus labios capturaron mi labio inferior, y los míos su superior, despacio fueron abriéndose más, abarcándonos enteros. Poco a poco fue tumbándose sobre mí. Meneando los labios ansiosamente, me dejé caer por completo en la cama.
- His clocks are all wrong, but he knows by how much
De repente Two hearts in two weeks empezó a sonar en mi habitación. El se incorporó asustado. Y yo me volví hacia el reproductor confusa. Sonreí, soltando aire fuertemente. Notaba algo duro sobre lo que estaba sentada.
-Es…el mando.-Lo saqué mostrándoselo. El se rió, suspirando. Lo dejé en la mesilla de noche y puse mis brazos entre mis piernas, abrazándolos. Nos miramos sin decir nada, mientras la música sonaba. Y comencé a prestarle atención a la letra. El sonrió inquiriendo si podía seguir. Asentí devolviéndole la sonrisa.

Leave you cold and surprised
you know he broke two hearts in two weeks.


Se acercó y empezó a besarme el cuello. Me quede quieta, dejándole hacer lo que quisiera.

He’ll swallow your bones and steal all your spit
And bring you to life like a talking puppet
Like a talking puppet he’ll play with your limbs
Swap them around and tie them to strings

Iba a dejar que hiciera conmigo lo que quisiera. Sí.
Cogió mi cara entre sus manos y besó mis labios. Yo le respondí con ánimo.

Leave you cold and surprised
You know he broke two hearts in two weeks

Me aparté de sus labios y bajé por su cuello. El también fue bajando por el mío hasta mi hombro.
Quería hacerlo. Sí, sabía que para él no iba a ser más que otra. Que al día siguiente iba a ser sólo otro corazón roto por él. Pero no me importaba ya lidiaría con eso en su momento.
Levanté su cara y le besé. Introdujo sus manos por mi camisa casi totalmente abierta, acariciando mi espalda ávidamente. Me agarré a su culo, empujándolo hacia mí. Sus manos se movían rápido por mi cuerpo, reposando fuerte en mis caderas. Deslizó una mano por mi ingle, llegando a mi bragueta. Soltó el botón y bajó despacio la cremallera.

Don’t let it begin to know where you win??
Cus he sired?? but he smelt your scent
Insanity went out you to the day??

Volví a apartar sus labios de los míos, y me escondí en su cuello, de nuevo. Esto iba a doler pero no podía romperme el corazón, no le iba a dejar utilizarme.

Subió de nuevo sus manos por debajo de la camisa, por mi estomago. Desabrochó los dos últimos botones que quedaban y me la quitó. Acariciando suavemente mi torso, dibujando el contorno de mis pechos con sus labios.
Me estremecí.
¡A la mierda con mi corazón!
Atraje su cara hacia la mía. Besándole con más ansias. Le aparté a un lado y despacio fui quitándole los vaqueros, bajo su atenta mirada. Cuando acabé, él hizo lo mismo con los míos. Y volvió a posicionarse entre mis piernas. Besando dulcemente mi hombro, mi clavícula, mi pecho, mis costillas, mi ombligo, mi vientre. Acariciando de un lado a otro con sus labios mi piel por encima de mis bragas. Con uno de sus dedos las abrió delicadamente, tirando de ellas hacia abajo. Deslizándolas, mientras me acariciaba el interior de las piernas al bajarlas. Cuando llegó a los tobillos saqué mis pies de ellas, y él las tiro al suelo, sonriendo. Se acercó a mí y me besó.
Bajé despacio por su espalda hasta encontrarme con sus boxers de cuadros, los agarré con cuidado y se los quité con su ayuda.
Se tumbó sobre mí, completamente desnudo, acariciando mi cara. Pude sentir su excitación muy cerca de mi, demasiado cerca. Apreté los labios y tragué saliva, mientras intentaba respirar. Entrelazó una de mis manos con la suya, apoyando nuestros brazos por encima de mi cabeza, en la almohada. E incorporándose un poco me penetró, muy despacio, dejando que le sintiera todo en mi interior, hasta el fondo. Noté una sacudida en la boca de mi estomago, y vi como cerraba lo ojos, mordiéndose el labio inferior con fuerza. Los abrió mirándome, y soltó aire fuerte. Yo gemí entrecortadamente mientras nuestras miradas se fundían. Reposó en mí unos instantes, recreándose con el calor.
Sin desviar los ojos, salió de mí igual de despacio, pero no del todo. Sin avisar, volvió a introducirse entero. Volví a gemir, mientras él se sacudía. Cada vez más deprisa fue embistiéndome de la misma manera. Entraba entero, esperaba, y salía un poco. Entraba entero, esperaba, y salía un poco.
El ritmo fue aumentando progresivamente, mientras yo me contraía, abrazando su sexo con todas mis fuerzas, excitándome más y más, hasta conseguir el clímax, al tiempo que el empujaba con intensidad, vaciándose en mí, mientras los dos gritábamos sin voz.
Poco a poco fue aminorando la marcha. Seguía saliendo y entrando en mí, pero casi inapreciablemente, con movimientos muy sutiles. Pero suficientes para seguir complaciéndome.
Mis piernas abrazaban con fuerza su cuerpo, y el brazo que no sujetaba su mano acariciaba despacio su espalda, acompasando mi respiración.
Aún en mí, me besó en la frente, todavía jadeando. Y se llevó nuestras manos entrelazadas a la boca, rozando suavemente el dorso de la mía con sus labios. Yo le besé el hombro pausadamente.
Despacio salió y se dejó caer en la cama a un lado de mí, atrayéndome hacia él, abrazándome fuerte, apoyando su barbilla en mi cabeza, respirando tranquilo.
Mi cabeza descansaba en su cuello. Inspire intensamente. Y percibí su olor. Sí, había sido una gran dosis de Robandrostadienona. Me iba a costar desengancharme. Sonreí completamente satisfecha. Por esta noche merecía la pena hasta morir.
Acababa de terminar Take a bow, y la lista de reproducción que había estado sonando. Todo se quedó en silencio.
Seguí respirándole, tranquilizando a mi sistema nervioso, hasta que me dormí.

martes, 11 de agosto de 2009

Capitulo 6: Y con nocturnidad y alevosia

Llegué a casa sobre las 12. Esa mañana en Recursos Humanos yo sólo repasé anatomía de Robert Pattinson, y en Seguridad Social me centré especialmente en su boca, sus labios, su lengua, su textura, su sabor, su aliento, su calor…sus besos...En pleno invierno la mitad de la ropa me sobraba. No me había concentrado en otra cosa en toda la mañana. Reviviendo una y otra vez lo anoche acontecido.
Cuando el profesor había acabado la clase, y la mitad de mis compañeros ya habían desaparecido, yo seguía sentada, mirando al encerado. Agnes había tenido que avisarme de que la clase estaba prácticamente vacía.
Ya en casa mi mente seguía volando por los mundos de Rob…Esto no tenía que ser nada sano.
Sacudí la cabeza y me centré en preparar la comida.
De pronto sonó el timbre.
Abrí.
-¡Hola! ¡Buenos días!- Rachel entró, sin que nadie se lo ofreciese, con una gran sonrisa y gafas de sol. ¿Gafas de sol, en febrero, en Londres?. Joder, menuda juerga se habían pegado.
-Hace ya un rato que es de día, cielo. Bonitas gafas, por cierto.- Elevé las cejas.
-He dormido una hora y media…Y ahora tengo comida familiar…-Se tiró en el sofá, tapándose la cara con un cojín.
-¿Y qué haces aquí?- se quitó el cojín de la cara y me miró excitada.
-Buuuueno…No fui yo a la que Robert Pattinson llevó a casa anoche…-Se quitó las gafas y me guiñó un ojo.
-Joder que ojeras…
-Zorra.- Se las volvió a poner, mientras yo sonreía.- ¿Y bien?
-¿Y bien?-enarqué las cejas y giré la cabeza a un lado.
-¿Que qué paso?. ¿Hablasteis?, ¿lo arreglasteis?.-Iba alterándose a cada pregunta. Suspiré.
-Lo hablamos y lo arreglamos, sí.-Asentí, esperando que eso le fuera suficiente. Se incorporó emocionada. No lo iba a ser.
-¿Y qué?. ¿Pasó algo más?- preguntó moviendo las cejas. Esperé un segundo. ¿El beso más maravilloso del mundo cuenta?.
-No.- Mentí. Su cara adquirió un gesto de decepción, mientras me observaba detenidamente.
-Espero que eso sea verdad. Porque como haya pasado algo y yo no sea la primera en saberlo, te estrangulare con estas preciosas manos.- Intentó sonar amenazante, pero cuando meneó sus manos en mi dirección hizo que yo soltara una carcajada.
-Claro, nena. Sabes que jamás te mentiría…te tengo demasiado miedo.
-Ja,ja y ja.-Se disgustó.- Dais asco. Pero bueno.- Sonreí. No me sentía mal por mentirle, porque no sabía muy bien lo que ese beso había significado. Si pasaba algo de verdad, se enteraría.
-Y tú, ¿qué?. ¿A qué hora habéis acabado?.
-Bueno, todos se fueron a las 8 y poco, pero Tom y yo seguimos en su apartamento. He llegado hace tres cuartos de hora a casa…- Volvió a taparse con el cojín.
-Así que tú y Tom, ¿eh? Ummm, interesante…-Asentí varias veces con la cabeza.
-Uff por favor, que es Tom.- Pude ver como sonreía exageradamente, por el hueco de cojín que dejaba para respirar.
-¡Oh Dios!. ¿Te lo has tirado?- Abrí la boca por completo.
-Shhh. ¡No! ¡Claro que no!- Se abalanzó contra mi y me tapó la boca con la mano. Me aparte de ella como pude.
-¡Ooooh! Pero te lo quieres tirar…-Ahora fui yo la que se tapó la boca, riéndome.
-No, no es eso. No tiene gracia si me lo tiro. Lo que mola es el tonteo.- Dijo frustrada, dejándose caer en el sofá. Negué alucinada con la cabeza.
-Uff, sois lo peor…- Ella se levantó y se dirigió hacia la puerta. Con la mano en la manilla, se giró.
-Y vosotros unos sosos de mierda.
-Bueno…lo que mola es el tonteo, ¿no?-le contesté con ironía. Enarcó las cejas y se marchó.


En el camerino, Rachel y yo esperamos para grabar. Ella estaba tumbada en el sillón, con los pies encima de mis rodillas. No paraba de bostezar, y cada vez que lo hacia unos lagrimones enormes caían por sus mejillas. Solté una carcajada.
-No te va a venir mal para el funeral.
-Susan me va a matar…-Se recostó hacia un lado, limpiándose las lagrimas.
-No te duermas, porque entonces sí que te va a matar. Pero en serio si no paras de llorar vas a ser una gran actriz, poco profesional, pero gran actriz.-Bostezó.- En cuanto salgamos vas directita a la cama.
-Tenemos cena en el O. En plan tranqui, porque no podemos ninguno con nuestra alma. Marion tenia que ir a trabajar a las 10…-Empezó a reírse, pero otro bostezo le interrumpió.-¡Joder que horror!. Vendrás a la cena,¿no?
-Supongo, sí. ¿Pizzas?-Asintió.
-Te paso a buscar a las 6 y media.- Cerró los ojos.
-De acuerdo. -Intenté espabilarla atacándola.-Y que ¿vas a “tontear” con Tom?.
-Ya vale con el temita, Yankee.- Me miró cabreada, pero luego sonrió.
-Te encanta.-Me reí.
-Ahhh.- Se estiró de los pelos. -No sé que me esta pasando. Toda la vida hemos hecho el tonto, con bailes, comentarios, miraditas…Pero es que últimamente es tan….sexual.- Me reí con ganas.
-¿Sexual? ¡Por dios!- Me pegó una patada en la boca- ¡Aaaauuu! Zorra.- Le baje las piernas de mí de un empujón. Se incorporó, y se sentó suspirando.
Alguien tocó la puerta.
-¡Estamos follando!.-Gritó Rach. Puse los ojos en blanco.
La puerta se abrió y Jack asomó su cabeza. Su cara paso del asombro a la decepción en cuanto vio que era mentira. Luego sonrió. Esa sonrisa me mataba. Se la devolví, mientras Rachel le tiraba una botella de agua.
-Tenemos que rodar el último polvo.- Dijo evitándola.
-Umm y va a ser un polvo muy…sexual, ¿no?- Noté un codazo en el costado.
-No, es en plan empalagoso.-Contestó confuso, mirándonos con los ojos entrecerrados. Se acercó a mí y me levantó.- Venga, que no puedo esperar a verte desnuda.- Puso voz sensual, pero al segundo estaba rojo como un tomate. Le sonreí con ganas, era tan mono.
Cuando estábamos en la puerta, me volví hacia Rachel e hice como que gemía vocalizando Tom. Empezó a descojonarse y Jack se volvió, observando todo el espectáculo. Paré y le miré torciendo la boca.
-Hey Jack.- le saludé con la cabeza, intentando aguantarme la risa. El pasó su mirada de mí a Rachel, de Rachel a mí. Asustado.
-Estáis fatal.- Le saqué del camerino, agarrándolo de los brazos.- ¿De qué iba eso?- Le ignoré.- ¿Estabas gimiendo?.

Me quité toda la ropa, menos las bragas. Jack estaba sentado en una cama en calzoncillos, de espaldas a mí. Le miré. Apreciando su espalda, aunque era pequeño, era musculoso. Observé detenidamente sus tatuajes. Siempre me habían gustado los tíos tatuados. Me tumbé en la cama y me tapé con la sabana.
-¿Ya?- preguntó Jack impaciente, al sentirme, pero sin volverse todavía.
-Sí.- Se dio la vuelta y me sonrió, metiéndose también bajo la sabana. Se colocó de lado, mirándome, con su cuerpo apoyado en uno de sus brazos, marcando bíceps y tatuajes. Los toqué. Dos mascaras y JACK THE LAD- Son un poco grandes, ¿no?
-Me gustan grandes, ¿a ti no?- Seguía clavando sus ojos en los míos, con una tímida sonrisa. Le miré detenidamente, pensando en su pregunta. Elevé las cejas y torcí la boca.
-¿De qué estamos hablando?- Soltó una carcajada.
-Pervertida.-Negó con la cabeza.- No creo que una pareja que vaya follar por última vez se tape. Esto es muy poco realista. Deberíamos hacerlo más convincente.- Abrí la boca.
-¿Sí, no? ¿Por qué no lo hacemos de verdad?, ya que nos ponemos.
-Buena idea.-Me reí alucinada.
-Ellos no saben que va a ser la última vez. Pervertido.- Metió su brazo por debajo de la sabana, y noté como su mano se apoyaba en mi cintura. Subiendo poco a poco- Jack.- Le advertí.- El sonrió sonrojándose. Y empezó a hacerme cosquillas.- ¡No! ¡Jack! ¡Para!- Me retorcí en la cama violentamente.- ¡JACK! En serio, ¡PARA!
-Chicos, ya vale. ¡Por dios!. Intento concentrarme, no chilléis.- Jack paró al oír la voz de Susan, quien estaba discutiendo algo con su ayudante, y sacó su mano, avergonzándose.
-Mira lo que has hecho. Además estoy llorando, capullo. Ahora van a tener que retocarme el maquillaje.
-No necesitas ningún retoque, estás perfecta.-Mirándole, sonreí. El enarcó las cejas.- Aunque mucho mejor sin sabana.- Seguimos riendo.
-¿Mañana tienes planes?-Preguntó tímidamente.-Negué con la cabeza.- ¿Y te apetecería cenar conmigo?. Mis amigos tienen ganas de conocerte.
-¡Claro!. Jack, me encantaría. ¿Me presentaras a tus amigos?.- Estaba realmente emocionada.
-Sí, saldremos con ellos, si quieres, claro.-Me miró nervioso.
-Por supuesto, cielo. Sería genial.- Se le iluminó la cara.
Se tumbó en la cama apoyando su cabeza al lado de la mía, en la almohada.
-Genial, sí.-Murmuró.


Salímos muy pronto. El rodaje estaba prácticamente terminado, ahora sólo estábamos regrabando algunas escenas, o puliendo el material, perfeccionando el sonido. Estaba deseando acabarla, y ver el resultado, pero eso suponía que los demás también la vieran. Que fuera real. En el fondo quería que fracasáramos y que el menor número de gente posible la viese, pero al pensar en todo el trabajo y esfuerzo de cada una de las personas que estaba participando en ella, en la ilusión de todos, me entristecía, y deseaba que triunfáramos en el festival. No por mí, ni para mí, si no por ellos.
Me tumbé en mi cama, suspirando. Pasé mi mano por la frente, y me recosté. Entonces, me vinó a la mente Robert. Su sonrisa. Sus ojos. Su voz. Y el beso de anoche. Y se me hizo un nudo en el estómago. No podía evitar pensar que a lo mejor le gustaba. Sabía que era imposible.
Cada vez que me miraba en el espejo, recordaba porqué jamás alguien como él se fijaría en mí, era de lo más normal. Pero me había besado una vez. ¡Y que beso!, y me había intentado besar en otra ocasión, pero iba pedo.
Sólo quería echar un polvo. Bueno pero era Robert Pattinson, podía tener a cualquiera mucho mejor que yo para ese propósito. Igual me había elegido a mí porque yo no iba a contar nada. Jamás diría: “Yo me acosté con Robert Pattinson”. Pero eso él no lo sabía. Aunque igual, después de tantas y tantas tías que habían pasado por sus manos, tenia un radar detecta “sumisas”.
Sin embargo, luego pensaba en las palabras de Rachel. Ella jamás me elegiría a mí como la victima de unos juegos sexuales, aunque fuera para uno de sus mejores amigos. Ella me quería. De eso estaba segura. Lo que decía iba en serio. Podían ser paranoias suyas, y lo eran, pero podía ser verdad lo de que no va tirándose a cualquiera.
Ella dijo que no iba BESANDO a cualquiera.
Sí, puede que no las bese, sólo es sexo.
Pero a mí me había BESADO, o sea que no era cualquiera.
-¡Dios, me estoy volviendo loca!.- Me senté y coloqué mis manos en las sienes.
Si no lo estas ya.
Era una locura seguir dándole vueltas a eso. Me levanté y puse música. Sonó Use me.
Pero no podía evitarlo.
¿Iría él a cenar?. Sí, probablemente. ¿Quería verlo? Sí, por supuesto.

Use me
I'm beautiful
Take me
I'm yours
Hurt me
It feels like medicine
And all I deserve

¿Y qué más da si sólo quería echar un polvo? Lo quería echar conmigo, ¿no?. Eso era más de lo que podía soñar. Me conformaba con estar a su lado, aunque sólo me quisiera para cortarle las uñas de los pies.
Sí, estaba absolutamente loca por él. Cuando le conocí mis sospechas sólo se confirmaron. Si después de tener sexo con él, ya ni me miraba, yo moriría. Pero también lo haría si él intentaba follarme y yo me negaba.
Pero yo valía más que eso, ¿no?

Your arms look so powerful
When they hold me down

Uff, yo no valia una mierda. Recordé sus brazos, fuertes a mi alrededor, subiendo por mis espalda....Noté como mi temperatura corporal subía peligrosamente.
¿Por qué coño estaba planteándome siquiera que Robert Oh Rob Mío Pattinson quería echar un polvo conmigo?.
Sacudí la cabeza. E intenté concentrarme en otra cosa. Abrí el armario y me perdí eligiendo algo que ponerme.

Use me
I'm beautiful
Take me
I'm yours

Me volví hacia el reproductor.
-Shirley guarrilla, no me digas esas cosas.


Terminamos de cenar enseguida. Todos estaban reventados. Apenas habían dicho nada, sólo comían y bebían. Robert y yo habíamos intentado animar el ambiente diciendo tonterías, pero el éxito obtenido brilló por su ausencia. Y que los demás parecieran cadáveres en vez de personas, había provocado que la única interacción posible en la mesa fuera la nuestra. El se había mostrado tan natural como siempre, y yo había intentado olvidarme de los conflictos, absurdos e insanos, de mi interior.
-En serio, chicos, yo no puedo más.- Rachel retiró una caja de pizza de enfrente suya y apoyó la cabeza en la mesa.
-Ni yo. Deberíamos irnos.- Marion colocó su cabeza en el hombro de Taylor.
-Pues yo no tengo sueño.-Tom recibió un codazo de Rach.
-Claro que tienes sueño. ¡Por dios!, si te has dormido a las 11 de la mañana.
-Sí, pero he dormido toda la tarde.-Ella puso los ojos en blanco, y se levantó.
-Yo abandono por hoy.
Todos la siguieron. Yo también me puse en pie. Y ayudé a recoger las cajas de pizza vacías.
Cuando estábamos en la puerta, Rachel se volvió con las manos en la cabeza.
-¡Joder!. Me he dejado la chaqueta en el armario de los platos de abajo. C, nena baja a por ella que estoy agotada.- Me puso morritos.
- Pero si yo no se cual es ese armario.
-Rob acompáñala, anda.- También le puso morritos.
-Pero, ¿qué coño has hecho tú en el armario de los platos?- pregunto él confuso.
-Pues he subido platos, aunque seáis unos cerros y no los hayáis utilizado.
-Pues, que vaya Robert solo.
-No, acompáñalo que no va a saber que chaqueta es.- Me empujó hacia a dentro apurada.
-¿Hay más de una?
-Sí, hay un montón. Venga, por favor.
El puso los ojos en blanco, y se adentró en el local de nuevo. Yo suspiré y le seguí.
En el sótano, encima de un armario estaba la chaqueta, junto a un montón de trapos viejos.
-Joder, ¿Cómo no la voy a reconocer entre tanta mierda?. Hasta ahí me da.-Protestó Robert cogiéndola. Yo me reí. Conociendo su estilo, lo dudaba.
Subimos y al salir nos dimos cuenta de que no estaban.
-¡Dios! Y aun encima no nos esperan.
-¡Que tíos!-Rob, se agacho y paso sus manos por el pelo, con cara de indignación.
Cogí el móvil y llamé a Rachel. Pero ella no contestó. Volví a intentarlo, pero tampoco obtuve respuesta.
Abrí la boca anonadada.
-Dime que no ha montado todo esto para dejarnos solos.- Me volví hacia él flipando.
-Me temo que sí.- El seguía con las manos en su pelo y la mandíbula desencajada, tan perplejo como yo.- Esta es idiota, y ¡Tom!. La madre que los parió a los dos. Joder que poca sutileza…-Suspiró.
-Y con nocturnidad y alevosía .- Soltó una carcajada.
De repente pasó un taxi y él lo paró.
-Creo que deberíamos coger uno cuanto antes. No es buena idea que yo ande en una calle durante mucho rato, montándome en un coche con una tía…
-Oh, claro.
Me metí en el taxi, y él me siguió.
Seguimos riéndonos de lo que acababa de pasar, sin poder acabárnoslo de creer.
-Joder esto de ser los únicos en no trasnochar es una mierda. Me hubiese tomado un par de cervezas más, encantado.- Puso los ojos en blanco y se paso la mano derecha por el pelo.- A veces es verdad que hablo como un alcohólico, ¿no?
-Que va…sólo como cualquier inglés…o español. Europeo en general.- Se rió.
-Yo es que cuando empiezo, no sé parar. ¿Es un problema?- Se puso serio. Me encogí de hombros.
-A mí también me suele pasar…-Sonrió.
-Eso me tranquiliza…- Ambos nos reímos.
No sé que pensé en ese intenté, pero no creo que mis conexiones neuronales funcionaran correctamente cuando solté:
-Hey, podemos seguir en mi casa. Sandra no está. Y tengo cerveza a patadas en la nevera, puede que comida no, pero cerveza seguro.
-¡Claro!...digo, claro, si lo dices en serio.- Se acarició el cabello, inquieto.
-Sí, te juro por dios que tengo cerveza.-Volvió a sonreír.
-Qué si de verdad no te importa que suba.- Lo pensé un poco.
-Lo de que no te duchas es mentira, ¿no?.- Puso los ojos en blanco y se hizo el ofendido.
-Creía que habías dicho que harías como que no habías leído nada sobre mí.
-¡Eh!, que esa información no la he encontrado googleandote. Me la ha contado Rachel..- Soltó una carcajada.
-Me lo creo.- Siguió riéndose.
El taxi se detuvo, ya habíamos llegado. El pagó al taxista, y yo abrí la puerta. Al salir me volví hacia él.
-¿Vienes?
-¡Joder sí!, jamás diré que no a una cerveza gratis.
-Me halaga.-Contesté confusa.
El asintió y me regalo su sonrisa, de medio lado. Suspiré y me mordí el labio, mientras me dirigía hacia mi portal. El me paso su brazo izquierdo por el hombro y me siguió.


Neeeenas os voy a echar un monton de menos!! sniff sniff
(jajajaja parece que voy para un mes y solo voy a estar fuera dos dias...)

viernes, 7 de agosto de 2009

Capitulo 5: Vale, confirmado. Era el tío más imbécil de la historia.

Recomiendo que en el momento adecuado, cuando la cancion suene en la historia, os reproduzcais Timing is crucial...
Enjoy it!!



Abrí los ojos. Y volví a cerrarlos rápidamente. La luz que entraba por la ventana era demasiado intensa. Lo intenté de nuevo. Mejor. Noté mi móvil en el vientre. Lo cogí y miré la hora. Eras las 06:51. Me estiré y lo dejé en la mesilla. En ese momento recordé que había recibido un mensaje antes de dormirme. Pero no podía ser, debía ser un sueño. Lo comprobé. Y sí, ahi estaba, un mensaje de Robert…Pattinson en mi bandeja de entrada. Wow.
Empecé a respirar entrecortadamente. Ya me había comprometido a ir al cumpleaños de Ruby, me lo había pedido ella muy amablemente, y yo le había prometido acudir. Pero no quería hacerlo. No quería verle, y tener que formar parte de una conversación incomoda y dolorosa. Sabía que me iba a hacer daño, sin que él ni siquiera lo supiese, y no quería que eso ocurriera.
Un pinchazo intenso en el estomago hizo que me encogiera.
-Joder…
Tienes que ir.
Lo sé.
Me levanté intentando respirar. Fui a la cocina y me tomé una tila, porque necesitaba fervientemente tranquilizarme. Respiré profundamente durante unos segundos. Y me dirigí a la ducha. Después me lavé los dientes.
Al salir me enfunde en unos vaqueros ajustados, una camiseta gris y un jersey de punto grueso negro. Me senté en la cama y me calcé mis botas altas.
Cogí la carpeta y me metí el estuche en mi bolso gris.
Pude ver mi ipod esperando a que lo recogiera. Me acerqué a él, necesitaba algo de fuerzas. Mi música me las daría. Alargué la mano y lo cogí.
Al salir por la puerta me puse la chaqueta de cuero.
Eran las siete y veinte y tenia clase de 8:00 a 11:00. Después iría a un centro comercial y compraría algo para Ruby. Porque estaba decidido, debía e iba ir a ese cumpleaños, fueran cuales fueran las consecuencias.


Recorrí cada tienda, mirando detenidamente cada escaparate. Nada me convencía. Tampoco la conocía como para saber qué podía gustarle, y yo apestaba haciendo regalos… Pero, en ese instante, mis ojos observaron un bolso que llamó mi atención. Era parecido a uno que ella tenía, pero de un tono cereza apagado. También tenía unos zapatos de ese color. Podría combinarlo. Entre en la tienda, y dejé de pensarlo.
Me dirigí al aparcamiento con el regalo en la mano. Y noté mi bolso vibrando, dejé el paquete en el capó, y deslicé la tapa del móvil hacia arriba.
-¿Yankee?, vete cambiada al set, ¿ok?. Susan me ha llamado para que no vaya, ya que sólo tenéis que grabar tú y Jack. Ha dicho que hoy quería repetir un par de escenas, no sé que del sonido…No sé, pero no creo que os vaya a dejar libres muy pronto, y la cena es a las ocho. Así que te recojo en el plato si te parece.
-Hola.-respondí aturdida.
-Hola-se rió.-Lo siento, es que estoy ajetreadísima. Estoy ayudando a Ruby con la fiesta y no paramos. Te dejo, que me reclaman. ¡Esto va a ser una locura!. Bye.-colgó.
-Yuupi…-dije para…mí misma.¿Cuando dice locura, quiere decir tortura?. Me apoyé en mi coche, reposando la cabeza sobre el techo, poniendo cara de dolor.


-Hoy has venido muy guapa.-Levanté la cabeza al salir del camerino. Jack estaba enfrente sonriendo.
-Ya ves.-Llevaba unos shorts desgastados, con unos leotardos negros, una camisa negra con estrellas beige, una chaqueta larga y gruesa también beige, un chaquetón negro, y unos botines de tachuelas del mismo color. Torcí la boca.- ¡Hoy tengo party!-Giré las manos, “emocionandome”, mientras fingía una sonrisa.
-Te veo con ganas.-contestó asintiendo repetidas veces.
-No puedo esperar.-Los dos soltamos una carcajada y seguimos riéndonos, mientras salíamos al exterior. Saqué la bufanda de mi bolso gris y me la puse.
Rachel estaba esperándome en su C30.
-¿Crees que si me pongo a correr con todas mis fuerzas, llegaré a mi coche antes de que me coja?
-No lo creo.-Se rió. Hice un mohín.
-Me lo imaginaba.- Le abracé y giré mi cara para darle un beso en la mejilla.
-Te veo el lunes. Me di la vuelta.

-Salís pronto.-Estaba alegre, y sonriente. Como casi siempre.
-Jack lo ha hecho todo genial a la primera, sólo para que no llegáramos tarde a la cena.
-Estoy segura…-Le miro reticente, con los ojos entrecerrados. Suspiró y apartó la mirada de él. Arrancó y nos largamos a la fiesta de…los horrores.

Cuando el coche se detuvo. Empecé a sentirme mareada. Mi respiración se hizo más intensa y acelerada. Prácticamente jadeaba. Seguí a Rachel hasta un portal, intentando mantenerme serena.
Entramos en el ascensor, y me apoyé en el cristal. Frió y relajante, pero sólo un poco, no lo suficiente. Meneé mi pie al son de una musiquilla que estaba tarareando.
Tranquila, tranquila. Lo que tenga que ser, será.
Sí, una mierda es lo que va a ser… No me llegaba suficiente oxigeno al cerebro. Lo notaba. Probablemente hasta se me estaba bajando la tensión. La puerta se abrió y salimos a un descansillo. Rachel caminó hasta la última puerta y llamó al timbre. Tom abrió y la abrazó. Después me abrazó a mí. Genial, presión en mi cuerpo. Eso ayudaba a que el riego sanguíneo se normalizará. Me apreté más a él, esperando que mi ansiedad remitiera. Muy bien. Respiré tranquila, y me aparté de él. Me miraba confuso. Sonreí con los labios apretados. Y entoné un:
-¡Me alegro de verte!
Pirada.
Al entrar le vi apoyado en una barra de bar, que separaba la cocina del comedor. Hablaba con un chico rubio y alto, al que yo no conocía. Estaba increíble, e increíblemente despeinado. Llevaba una camiseta gris y una sudadera azul eléctrico, unos vaqueros rotos, y sus nikes. De repente, se volvió riendo, y sus ojos pillaron a los míos observándole. Mantuvo la mirada mientras seguía sonriendo. Le sonreí, sólo un instante, porque Ruby vino a mí y me abrazó, haciendo que mi mirada cambiara de dirección, una mucho menos…interesante.
-¡FELICIDADES!
-¡Muchas gracias, cielo!
Le enseñé el regalo.
-¡Oh!. No tenias que hacerlo. Eres un amor, la mayoría no han traído nada.-Se rió, mientras yo negaba con la cabeza.- Luego lo abro.- Se frotó las manos.
Mire hacia la mesa, donde estaban sentados casi todos, sólo quedaban cinco sitios vacíos. No recorrería a cada uno de los comensales, porque sabía que él ya estaba sentado, podía verlo en mi campo visual periférico, pero no quería volver a mirarlo o no podría actuar como una persona normal. Me senté al lado de Rachel, e intenté dejarme llevar, pasarlo bien hasta que, si algo tenía que pasar, pasara.

Había evitado su mirada durante toda la noche. Pero con tantas cervezas cada vez se me hacía más difícil. No quería pasarlo mal, no deseaba por nada del mundo que él me explicara nada. Así que escogí una vía de escape. Me levanté y me inventé una excusa.
-Bueno, encantos, yo me voy.-todos me miraron extrañados y apenados. Torcí la boca.- Mañana tengo prácticas a las nueve y debo ir sí o sí.- Rachel se levantó y me dio un beso en la mejilla.
-¿Quieres que te lleve?
-No, no Rach, gracias. Cogeré un taxi, no te preocupes cielo.- Le devolví el beso.- Pasarlo muy bien chicos. Que no me entere yo que acabáis pronto, ¿eh?.- Todos se rieron, mientras yo daba la vuelta a la mesa para despedirme de Ruby. En ese momento Robert se levantó.
-Yo…también me voy.- Se pasó una mano por su cabello.- Mañana…uhhh…tengo-empezó a tartamudear, pellizcándose el labio inferior.-Mañana tengo…que…hablar con mi agente. Sí. Tengo…que…hablar de…unas entrevistas con él.- Colocó las dos manos en la cabeza, y bufó.- A las ocho de la mañana.- puso los ojos en blanco.-Digo yo que, ¿Por qué tan pronto?- elevó una mano.- ¡Quien sabe!.- suspiró y se volvió a llevar las manos a la cabeza, deslizándolas por su pelo.- Puedo llevarte yo si quieres.-Sus ojos se clavaron en los míos, y estos se perdieron en su iris, tan verde, ta…-¿Quieres?
Tragué saliva y abrí la boca para contestar, pero Rachel me interrumpió.
-¡Oh, Rob! Eso sería muy amable por tu parte. Gracias.- El siguió mirándome, inquiriendo una respuesta con sus ojos.
-Claro, mejor que un taxi.-Asentí nerviosa.

Caminamos despacio, por la calle. El iba un metro por delante con las manos en los bolsillos. Sin decir ni una palabra, mientras yo le miraba asustada.
Se paró en un Porche descapotable verde y sacó las llaves del bolsillo.
-Este-dijo, fingiendo una sonrisa. ¿En serio? Primera vez que lo veo. Yo asentí y me acerqué a la puerta del copiloto.
Los dos estábamos dentro, pero él no arrancó. Dirigí la mirada hacia él, tenía la cabeza agachada y sus manos estaban masajeando su esternocleidomastoideo. La levantó, pasando sus manos a su pelo y me miró.
-Tenemos que hablar.- le miré confusa, mientras me mordía un labio y asentía.
Aquí vamos.
-Esto es complicado para mí y no sé muy bien com…
-Está bien, en serio. No fue nada, ni siquiera llagamos a besarnos. Ibas bebido y…No tienes que sentirte culpable, no he pensado nada raro, tranquilo.-Clavó sus ojos en los míos, estaban tristes y confundidos.-Podemos empezar de cero, como si no nos conociéramos de nada.-No modificó su expresión- Bueno, evitaré también pensar que eres Robert Pattinson si quieres.-Entonces sonrió y yo con él.
-De acuerdo. Sí, es lo mejor. Nos conoceremos de nuevo. Será como si nunca hubiese existido.-Los dos soltamos una carcajada.
Metió la llave en el contacto y arrancó.
-No va la radio, sólo el reproductor, pero no tengo ningún cd. Suelo llevar el ipod pero hoy no.-Hizo una mueca.
-Yo lo llevo.
-Genial. Conocer tu música para empezar.-se rió, mientras cogía el ipod y lo conectaba.
Sonó U.R.A Fever.
-The Kills.- Dijo sorprendido. Ambos nos reímos. El ya sabía que me gustaban The Kills, porque ya se lo había dicho.
Seguimos hablando y “conociéndonos” durante todo el trayecto. Era tan perfecto. Cada frase, cada gesto, cada sonrisa te hipnotizaban. Todo lo que escapaba de su boca era interesante y divertido. Me sentía realmente afortunada por poder compartir esos momentos con él. Y era increíblemente relajador que todo fuera tan sencillo y natural de nuevo, sin miradas incomodas, ni frases a medias.
Llegamos, y aparcó a una calle de la mía, ya que esta era exclusivamente peatonal.
-Pues ya estamos señorita.-pronunció señorita en un (casi)perfecto español.
-¡Wow!, sorprendente Mr Pattinson.- Soltó una carcajada.
-Todavía hay cosas que no conoces de mí.
-Podría googlearte ahora mismo…-contesté entrecerrando los ojos, amenazante. El sonrió y echó la cabeza para atrás.
-¡No, por favor!- gritó, poniéndose las manos en sus sienes, estirando sus ojos hacia abajo.
-De acuerdo, de acuerdo.- Reí con fuerzas. El tomó aire profundamente, y me miro.
-De verdad, me alegro de que lo hayamos aclarado.
-¿Aclarado el qué?-Sonreímos.-Sí, yo también.
-Esta noche podré dormir.- dibujó una tímida sonrisa, mientras recorría su labio superior con su lengua. Nos miramos, callados. A la luz de la luna.
Empezó a sonar Timing is crucial.
Nuestros ojos se estudiaron unos segundos. Pestañeé, pestañeó, y se volvieron a encontrar. Admiré el verde de sus ojos, mientras se perdían en el marrón de míos. Silencio. Le oí suspirar, y suspiré al apreciar su cara, cada uno de sus rasgos. Y nuestros ojos se volvieron a clavar los unos en los otros. Su cabeza se acercó, la mía se acercó a la suya. El 90% de la distancia que hacía unos segundos las separaba, estaba recorrida. Sostuvimos la mirada. 10 segundos…20…y él recorrió el 10% restante. Dejé de respirar. Sus labios se encontraron con los míos. Suaves, dulces, delicados. Despacio, muy despacio abrió la boca, lo justo para poder saborearlo. Su aliento en mí…Abrí la mía, y jadeó. Nuestras lenguas se rozaron, y entrecruzaron tímidamente en el límite de nuestros labios. Espiró, lo aspiré. Pude notar su calor abrasándome, primero en los labios, después en la boca. Noté bajar su ardor por cada milímetro de mi garganta, hasta que explotó en mis pulmones. Respiré, le respiré… Su mano se colocó en mi cintura, bajando por mi espalda, dibujando círculos. Mi mano se depositó en su cuello, subiendo hasta su mandíbula, recorriendo su hueso. Largo, tenso, duro. Llegó al lóbulo de su oreja, lo acarició, y volvió a bajar despacio por su mandíbula, una y otra vez. Nos separamos. Y nos miramos. Sus ojos me penetraron. Cogí aire profundamente cuando su lengua bordeó sus labios despacio mientras sus dientes los torturaban.
Una de sus manos reposaba abajo de mi espalda, la otra me apartó un mechón de pelo de la cara, sin dejar de observar mis ojos. Entonces fui yo quien recorrió el 100% de la distancia, y le volví a encontrar, pero su boca ya no era dulce ni delicada, sino ansiosa. Sus labios se abrieron paso por los míos y nuestras lenguas se fundieron más allá de los límites de nuestras bocas. Sus dos manos empezaron a subir por mi espalda, por debajo de la camiseta. Mi cuerpo se sacudió. Mis manos empezaron a subir por su pelo. Me estremecí. Suave y alborotado. Mi respiración se fue acelerando. Su boca se deslizó por mi mandíbula, bajando por mi cuello. Dejando que su lengua y sus labios se entretuviesen ahí. Yo apoyé la cabeza en su cuello, besándolo suavemente. Y percibí su olor. Cebada, tabaco, Agua di Gio, y…ahí estaba la Robandrostadienona. Cada una de mis terminaciones nerviosas cobró vida. Mi sistema nervioso lo reconoció y desinhibió por completo mi parte racional. Dejé de ser consciente de mis actos. De pronto, me encontraba subida a él, en el asiento del conductor, en un Porche, su Porche. Sintiéndole por primera vez, sintiéndole de verdad. Notando como iba aumentando su ánimo y su pasión, como nos íbamos dejando llevar. Su mano siguió recorriendo mi espalda, hasta alcanzar mi sujetador…
-Keep your hands off my girl!
El las quito al instante. Nos separamos jadeando.
Joder Joel no es un buen momento para reclamarme.
Me aparte de él, con la mandíbula desencajada. Me sonrió y yo me reí, tragando y poniendo los ojos en blanco. Volví al asiento del copiloto. El asiento que me correspondia.
-No deberías llevar este tipo de música en el ipod. Good Charlotte, ¿en serio?- Ambos soltamos una carcajada. Se paso la mano por la cabeza, mientras seguía sonriendo.
-Mejor me voy ya.- suspiré exageradamente, pasándome la lengua por las muelas.
El asintió.
-Te acompaño.

Cuando llegamos al portal saqué las llaves y me gire hacia él. Nos quedamos mirándonos, sonriendo.
-Así que prácticas mañana, ¿no?- inquirió en voz baja.
-Sí.
-¿Qué tal el curso?-Tenía cara de interesado.
-Bueno, no he ido mucho a clase este último mes. Entre el rodaje y que me he aficionado un…poco a salir por las noches… Pero en general bien, mañana empezamos las prácticas y si todo va bien y las vamos aprobando…- Continué hablando de algo que en ese preciso momento no me importaba una mierda. Sólo estaba ganando tiempo, para poder seguir contemplándole. Era tan guapo que hacia daño. Podía notar como mi corazón se estremecía cada vez que mi cerebro recibía información de lo que mis ojos admiraban, de esa maravilla. Su mandíbula tensa, sus ojos curiosos, sus manos explorando su pelo… Estaba loca por él. Suspiré.- Espero aprobarlo todo, aunque tendré que ponerme las pilas. Y tú qué, ¿piensas estudiar algo?
Me estaba mirando pero no dijo nada. Estaba absorto en sus pensamientos. ¡Joder! Le había aburrido con tanta mierda. Las facciones de mi cara se compungieron. Negué con la cabeza y me mordí el labio inferior.
-¿Robert?- Se sobresaltó.
-¿Qué? ¿qué decías?
-¿En que estabas pensando?- pregunté asustada.
-Uh, en…que…se está haciendo tarde. Y mañana madrugamos.- Asintió aliviado.
-¡Oh!. Claro, lo siento.- ¡Dios! Soy idiota…el pobre estaba rezando para que acabara de una jodida vez con mi charla…Si ni siquiera tengo que madrugar…-Vale pues, ya nos veremos.
-Sí, nos vemos.
-Adiós.
-Adiós.

PVRobert
Se dio la vuelta, y abrió la cerradura. Me giré y me encaminé a mi coche. Oí como se cerraba la puerta.
Vale, confirmado. Era el tío más imbécil de la historia.
¿En que se está haciendo tarde?¿Eres idiota? Claro, claro que soy idiota. Joder, pues no, no estaba pensando en eso. Estaba pensando en lo jodidamente guapa que eres, y lista, y divertida, y natural…y lo jodidamente atraído que me siento por ti… En que no haría otra cosa que besarte…
Froté mi cara con las manos, y me estiré del pelo. ¡Joder!. Otra vez la había cagado. Ahora se pensaría que me aburre y que no me importa una mierda lo que estudia o deja de estudiar. Sacudí la cabeza. Y me alejé de ella con las manos en los bolsillos.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Capitulo 4: Pero sé que cuesta asimilarlo

Cuando Rachel me dejó en casa, subí las escaleras corriendo. Al entrar, me deje caer, resbalando por la puerta y me senté en el suelo. La cabeza me daba vueltas. Sí, estaba borracha, pero también estaba totalmente embriagada de él. Había recibido contacto visual de sus hipnotizantes ojos en exceso, visto demasiadas veces SU sonrisa arrebatadora, escuchado en demasía su excitante voz, sentido su calor fundiéndose con el mío de manera insana, y respirado tan profundamente su aroma: tabaco, cebada y ¿Agua di Gio, Rob? ¿en serio?. Ese perfume por si solo ya hacia que mi libido alcanzara niveles poco recomendables para la salud mental. Así que mezclado en su perfecta piel con su jodida androstadienona, era algo totalmente insoportable. Había despertado un monstruo en mí. Años atrás había leído El viaje al amor de Albert Punset. En el que se explicaba de manera científica las irracionales conductas del ser humano ante el amor. Yo sólo me quedé con la androstadienona, hormona derivada de la testosterona, que estimula el órgano vomeronasal femenino, y que según Punset hace que te enamores irrevocablente de alguien por su olor, tu sistema nervioso se altera provocando esa sensación de enamoramiento. Yo siempre había sido una fanática de los olores, y había experimentado esta teoría en varias ocasiones. Nada que ver con lo que me acababa de pasar. El aroma de Robert era la horma de mis papilas olfativas, era mi marca de heroína. Quería ver yo a Edward oliendo a Roberto…
Sabía, con toda certeza, que desde el mismo momento en el que se había acercado a mí y había podido percibir su olor, me había hecho adicta a esa sustancia química. Jamás volvería a poder distinguir ningún otro aroma en toda mi vida. Mi olfato sólo iba a reaccionar ante él… y probablemente ya no lo volviera a ver, al menos no a oler.
No nos habíamos mirado desde que oímos la voz de Tom en el sótano. Seguro que se sentía avergonzado…o repugnado. Estaría dándose de cabezazos en su casa, arrepintiéndose de lo que acababa de pasar.
Sabía que sólo se había acercado a mí porque estaba con unas cervezas de más. No se sentía atraído por mí, ni siquiera un poco. Yo no podía atraerle.

PVRobert:


No había podido volver a mirarla en toda la noche. Me sentía tan ridículo. ¿Besar a una tía a la que acabas de conocer, Rob? ¿en serio?, Joder, ¿es que había perdido la practica en tanto tiempo sin ejercer?
No es que alguna vez hayas tenido práctica.
Cierto. Pero, llevaba tanto tiempo sin fijarme en alguien de verdad. No había tenido tiempo, ni ganas.
Y con ella era tan diferente. Desde que la había visto por primera vez, era tan guapa, natural y femenina. Nada que ver con las tías superficiales y artificiales, bronceado rociado, tetas postizas, pelo teñido, hasta su interés por mi era una mentira. Sólo les interesaba lo que yo representaba, mi vida y mis sentimientos se la sudaba. Carla no era así, me conocía, y no había fingido lo contrario, simplemente había actuado con normalidad. Y conforme la había ido conociendo, me había fascinado más. Era inteligente e independiente. Con 23 años tenía una carrera y estaba estudiando un master, y ya vivía en la ciudad donde siempre había querido vivir, trabajando por su cuenta. No sólo me sentía atraído por ella, también la admiraba.
Y ahora era actriz, algo que no le interesaba lo mas mínimo, sólo quería vivir, acumular el máximo posible de experiencias.
Era una persona por la que merecía la pena preocuparse. Y yo la había jodido. Probablemente jamás volvería a tener la oportunidad de que ella me conociera. ¿Qué coño había hecho?. Creería que soy un engreído, que voy por ahí besando a las tías sin su permiso, que creo que todas las tías se sienten atraídas por mí. La había cogido por sorpresa, a oscuras y cuando ella no me veía, la había atacado como a una presa. Y la excusa del alcohol no era valida, ya que sí, estaba bebido, pero me había muerto de ganas de besarla toda la noche…
Necesitaba arreglarlo de alguna manera, tenía que averiguar la forma de que me escuchara, de disculparme. De que me diera una segunda oportunidad y viera al verdadero Rob, a lo mejor tampoco le gustaba, pero debía intentarlo.


PVCarla:

No pegué ojo en toda la noche. Incluso oí el despertador para ir a clase sin haber dormido nada. Podía haber ido perfectamente, ya que no tenia ningunas ganas de dormir, pero simplemente no me apetecía, lo único que quería era no volver a salir de casa nunca. Así que lo apagué y me di media vuelta.
Cuando por fin mi cuerpo se agotó y se estaba sumiendo en sueños, escuche Bling, era Rachel.
-¿Tú no duermes nunca?-gruñí.
-Pero si son las once, joder que te dejé en casa a las cinco…Además, ¿tú no tenías clase?
-Claaaro, pero si no me sacaras todas las noches, a lo mejor un día de estos hago acto de presencia sin parecer el cadáver de un drogadicto.-dije verdaderamente irritada.
-Bueno tampoco es que te ponga un revolver en la cabeza, pensaba que te gustaba salir con nosotros. ¡Dios! ¡Estas bastante impertinente hoy!- No le contesté. Tenía razón, no era su culpa que yo me sintiera como una mierda. Y por supuesto que me gustaba salir con ellos, aunque probablemente dejara de hacerlo. Suspiré.
-Lo siento, no me quería poner borde contigo.
-Lo sé, no te preocupes.-Guardo silencio unos segundos- Robert me ha contado lo que pasó ayer.
Silencio. No dije nada. Ella esperó a que contestara, pero no obtuvo ninguna respuesta por mi parte.
-Me ha llamado esta mañana, a las 9. Por eso estoy despierta tan pronto. Ha llamado, y me ha pedido tu móvil.- Fruncí el ceño, estaba confusa, pero esperé a que continuara.- Cree que te llevaste una mala impresión de él. Quiere disculparse por lo que pasó.
-No tiene que disculparse de nada. Sé que no tuvo ninguna importancia.
-Bueno, él creo que si tuvo importancia. Cree que pudiste malinterpretarle, y necesita aclararlo contigo.
-No es necesario que aclare nada. Puedes decirle que tengo las cosas claras, que no me he imaginado nada. Que no me he hecho ninguna ilus…
-No te ha llamado, ¿no?- me interrumpió.
-No.
-Tampoco creo que le hubieses dejado hablar, nunca dejas hablar a nadie.- negué con la cabeza y torcí la boca.- ¿Crees que está preocupado porque hayas podido pensar que le gustas?- Soltó una carcajada. ¿Qué tenia esto de gracioso?- Pues es todo lo contrario, nena. Lo que le preocupa es que creas que va besando a cualquiera, que tomara por sentado que él te gustara a ti.- ¿Y a quién no le iba a gustar él?- Creeme no lo va haciendo. He visto como tías, no una ni dos, si no docenas y docenas, se han acercado a él y le han suplicado que les besara. Algunas locas también le piden que les muerda, le ponen el cuello en plan seductor, supongo que creen que así son sexys. Y es un espectáculo lamentable.-Sonreí. Pobre hombre.- Está paranoico con eso. Cree que todo el mundo que se le acerca le va a decir alguna locura, o que van a ir a la prensa a contar cosas de él. No habla seriamente con nadie a quien no conoce. Y bueno, contigo ayer lo vimos realmente cómodo.- A penas estaba prestándole atención, no me gustaba por donde estaba yendo la conversación. Me levanté y conecté el ipod, Metal heart empezó a sonar.- No le veíamos tan bien con una tía desde…¿el rollo de crepúsculo?, joder de eso ya hace un tiempo. ¿Has puesto musica? ¿te importa bajarla un poco?. Estamos teniendo una conversación.- la baje, pero sólo un poco.- ¡Que tia!...Bueno que creo que le gustas, no lo sé a ciencia cierta porque se lo he preguntado y no ha contestado, pero vamos, que ayer Tom y yo lo hablamos y él está de acuerdo conmigo…
-Vale, ya está, Rachel. Como broma puede ser divertida…un rato- e incluso ni eso.- Pero déjalo ya ¿ok?
-Joder C, que no es una broma. Hace demasiado tiempo que no se ilusiona con alguien real, y no voy a dejar que la caguéis. Bueno, claro que a lo mejor no te gusta, ¿no te cayó bien?-preguntó alterada. ¿Qué clase de pregunta era esa? ¿es que acaso conocía a alguien a quien Robert Pattinson no le gustara? Joder, si era incluso más agradable en persona.
-Claro que me gusta. Y es un encanto.- demasiado encantador.- Pero estáis sacando las cosas de quicio. Ayer estaba pedo y se le fue la olla. Punto y final.
-Uff, y él ni siquiera te ha llamado, ¿no?-dijo enfadada.
-No.
-¡Joder que dos! Y yo que estaba tan contenta… Esto va a ser más difícil de lo que yo creía.
-Ya vale Rachel en serio. Esto no tiene ningún sentido. Deja ya el tema.
Esperó algún tiempo mientras reflexionaba, al final dijo:
-De acuerdo, tú a tu bola. Te veo en el set dentro de un rato. Bye.
-Adiós.- Me volví a tumbar en la cama, y escuche la letra de la canción.


Me senté en un banco al aire libre. Apoyé la cabeza en mis manos. Todo era tan deprimente, el ambiente olía a desesperación, a impotencia, a vida que se escapa…Comencé a llorar. Hasta que sentí una mano que acariciaba mi pelo. Levanté la cabeza, y deslice las manos por mis sienes, limpiándome las lágrimas con los dedos corazón. Ahí estaba él, con su bata blanca, sentado en una silla de ruedas. Me sonrió:
-Todo va ir bien, ¿vale?. No vayas a perder la esperanza ahora.-las lagrimas volvieron a asomar por mis ojos al verle tan pálido, pero fingí una sonrisa.
-Claro.-Asentí- Todo va ir bien.- le cogí las manos, cada día un poco mas frías.
-¡Corten!-Gritó Susan, cada vez que hacía eso me sobresaltaba…-Ala, pues ya hemos acabado por hoy. ¡Que poco queda! ¡y que bien lo estáis haciendo!-vino emocionada y nos abrazó.
Era un alivio, ese día estaba especialmente agotada, obviamente no dormir ayudaba a sentirse de ese modo. Mi cara estaba hecha un cuadro, lo que venia especialmente bien para el papel.
Estaba deseando llegar a casa y dejarme caer sobre el sofá, dormir hasta cargar las pilas de nuevo.
-Tienes mala cara.- Gracias Jack, aunque no necesito que nadie me lo vaya recordando.
-Sí, lo sé- conteste sarcásticamente, fingiendo una sonrisa.
-¿Mucha marcha ayer?, ¿estuviste con alguien hasta tarde?-inquirió algo alterado.
-Pues, no demasiada la verdad. Salí con Rachel y sus amigos, pero no llegamos muy tarde.
-¿LlegaMOS?-puntualizó el plural, entrecerrando los ojos.
-Sí, Rachel me llevo a casa. ¿Se puede saber qué te pasa?-sus hombros se relajaron, como su cara y su voz.
-Ah, Rachel. Bien. Nada. No me pasa nada.- le miré extrañada.
-Genial.-A veces este tio era muy raro.
-¿Hoy vas a salir con ellos?
-No, hoy a casa y en cuanto llegue a dormir, sin cenar ni nada.-Estiré el cuello hacia atrás- Estoy reventada.
-¿Por qué no vienes a cenar conmigo? Sólo cenar, y pronto a casa.-Me puso morritos. Sonreí, pero abrí la boca para replicarle: ¿no acabas de oír que no puedo con mi alma?. Sin embargo, lo pensé mejor y la cerré. Si iba a casa, por muy cansada que estuviese, iba a darle vueltas a la cabeza, y lo último que quería era deprimirme más de lo que ya estaba. Un poco de distracción me vendría de maravilla, y además agotaría más mi mente.
-De acuerdo. Hora y lugar.-Pude notar como se le iluminó la cara al instante. Era realmente guapo cuando sonreía de esa manera. Se acercó a mí, y me abrazó, levantándome unos centímetros del suelo. Y empezó a reírse.
-¡Nos lo vamos a pasar en grande!- Gritó bajándome y cogiéndome la cara con sus manos.
-Es una cena, Jack.-enarque las cejas, pero no pude evitar sonreírle. Estaba loco. El se sonrojo y bajo la mirada.
-Sí, claro. Pero va a ser una cena muy guay. Te paso a buscar en una hora, ¿ok?

Habíamos cenado en un restaurante pequeño del centro de Londres. Y no había pensado en nada. Sólo había hablado y reído sin parar. Jack era sencillamente adorable, y desde luego sabía como hacer olvidar un mal día.
-Esto lo tenemos que repetir. Me alegra mucho que hayas accedido a salir conmigo.-Comentó de camino a casa, manteniendo el equilibrio con los brazos abiertos, mientras caminaba por un bordillo.
-Cuando quieras. Me lo he pasado muy bien, y realmente lo necesitaba.-fingí una sonrisa.
-Hey, pero ¿Qué pasa?- Vino a mi lado y me paso el brazo por el hombro, acariciándome.
-Nada, solamente estoy saturada. Esto es una completa locura.
-Pues aun no has visto nada. Va ha ser proyectada en el Festival de Londres, hay expectativas de que sea una de las mejores en el New British Cinema. Y si es así vamos a conseguir ser proyectados en los mejores cines de Gran Bretaña. ¿Entiendes eso?
Se me hizo un nudo en estomago, intenté tragar pero no conseguí sentirme mejor. Noté como su mano se apretaba en mi brazo y eso me relajó. Apoyé la cabeza en su hombro. Respirando profundamente.
-Cualquiera estaría deseándolo, Yankee. Pero sé que cuesta asimilarlo.- Paró y me miró. Le sonreí, y seguimos caminando.
-Gracias por hoy, de verdad. No creía que ibas a querer salir conmigo pudiendo hacerlo con Rachel y sus amigos guays y famosos.- Remarcó con una vocecilla más aguada “amigos guays y famosos”.
-Habló el señor no guay que ha actuado en una de las series más importantes de los últimos tiempos en Reino Unido.-dije mirándole ofendida. El se puso colorado y sonrió ligeramente.
-No es para tant…-intentó replicar, mientras una pareja de adolescentes se acercaba a nosotros y le pedían sacarse una foto con él. Yo me ríe, y me ofrecí a hacerla.
Cuando se fueron, se puso a mi lado y me volvió a pasar el brazo por el hombro.
-¿Decías, don no guay?

Al llegar a casa, sentí como los ojos me pesaban. La mejor medicina que podía haber tomado para afrontar la noche había sido cenar con Jack. No había pensado en EL en toda la noche. Y ahora no tenía tiempo para hacerlo.
Me deje caer en la cama, sin quitarme la ropa. De repente, mi móvil sonó. Era un mensaje.

Hola, soy Robert…Pattinson.
Rachel me dio tu teléfono. Esperaba verte esta noche, pero… Bueno quería hablar contigo, explicarte…Mañana es el cumpleaños de Ruby, dijiste que irías así que…supongo que te veré mañana.
Bye.

Lo leí un par de veces aturdida, pero el sueño me venció antes de poder asimilarlo.

sábado, 1 de agosto de 2009

Capitulo 3: ¿Estáis bien, chicos?

Llevábamos un mes de rodaje y ya no quedaba apenas tiempo, en un par de semanas estaría acabada. Ya se empezaba a hablar del estreno. No tenía muy claro como iba a ser. La producción era humilde y el presupuesto era bastante bajo. Era una película independiente. Pero al parecer podía hacerse un hueco y ser proyectada en los cines más importantes de toda Gran Bretaña. En mi opinión las expectativas probablemente eran algo altas, pero ¿qué sabia yo de todo esto?
-Está quedando mejor de lo que esperaban. Y la crítica ya ha leído el guión y parece que les ha gustado. Están esperando con ganas el estreno. ¡Puede que sea un bombazo!-Rachel se emocionaba con todo.
-¿Bombazo, Rach? No te parece un poco excesivo.- puse cara de escéptica.
-Puede. Pero, ¿por qué no disfrutas de esto?
-Lo estoy disfrutando- umm, no sabia si eso era del todo cierto, todo lo que estaba viviendo era increíble, pero mis padres ni siquiera sabían lo que estaba haciendo, y bueno no esperaba que fuera un film que viera demasiada gente. Sabía que iban a acabar enterándose, pero a poder ser, ellos y no mucha gente más.- Sólo que seguramente luego os la deis contra el suelo, y cuanto más alto subáis ahora, más os dolerá. Poco a poco, ¿vale?. Ni siquiera la hemos acabado aun.
-Las escenas están prácticamente acabadas. Lo más difícil ya lo hemos hecho. Y tu y Jack…bueno, estáis soberbios.- puso cara de alucinada. Mientras yo negaba con la cabeza.
-Venga, si aun no las has visto grabadas.
-Pero las he visto en directo. Y Su está eufórica. Tiene mucha ilusión en que esta película se haga un hueco.- Rachel ya había trabajado con Susan en dos proyectos anteriores, y tenían una gran relación, por eso siempre hablaba de ella con mucho cariño.
Suspire y volví a negar con la cabeza. No estaba bien que todos tuvieran tantas expectativas, podía no salir como ellos esperaban, y yo me sentía fatal por desearlo.

Mi vida iba de bien a mejor. Eso sí, estaba totalmente estresada, tenia el piso libre por dos semanas, porque Sandra y Chris se habían ido de vacaciones juntos, pero no tenía ni un minuto al día para parar y pensar. Clases, ensayos, grabación, y fiesta, mucha fiesta. Salía con Rachel los chicos prácticamente todos los días, algunos sólo a tomar un par de cervezas y pronto a casa, otros sólo a cenar, y la mayoría a acabar de madrugada encima de la barra del local O bar de Taylor. Me habían hecho una más en seguida, y ya casi hasta pillaba todas las conversaciones. Era increíble lo bien que nos lo pasábamos juntos. Eran tan amables y divertidos, que te era imposible no adorarlos.



Esa noche también salimos. Y como siempre Rachel y yo llegamos las ultimas. Yo entre en el local primero, ya tenía confianza. Y pude verlos en la mesa del fondo. Conforme me fui acercando vi a una persona nueva, un chico…No podía ser. ¿Cuándo coño había venido a Londres?
¿Cuánto hace que no lo googleas?
¡Si no tengo tiempo ni para vivir! No era él. Sí que era EL. Podría reconocer ese pelo a años luz de la tierra, aunque nunca lo había visto tan cerca. Era el pelo de mi Dios del Sexo.¡Robert Pattinson estaba a 5 metros de mí!.

O-H-D-I-O-S-M-I-O
O-H-D-I-O-S-M-I-O
El se dio la vuelta al notarnos, y sonrió. SONRIO. Con SU sonrisa, esa que tantas y tantas…y tantas veces me había dejado sin respiración en una foto, a miles y miles de kilómetros de distancia. Sonrisa que había logrado que yo sonriera con cara de idiota durante minutos enteros aunque mi día estuviera siendo una mierda. Era LA sonrisa, la imagen con la que me dormía todas las noches, la que llenaba carpetas y carpetas de mi ordenador y la que ocupaba el fondo de su pantalla. Y estaba ahí, a un metro de mí. Primero miro a Rachel y la abrazó, después me miro a mí, A MI.
Te está mirando.
Me está mirando.
Y me dedicó LA sonrisa, ¡¡me estaba sonriendo!!, ¡¡a mí!!
Me quede mirándole, no estaba segura de si mi boca estaba abierta, de si mi cuerpo estaba rígido, de si mis ojos empezaban a empañarse o no, de si mi corazón seguía bombeando sangre o de si mis pulmones todavía recogían y expulsaban aire. Sólo tenía constancia de EL, de su mirada y de LA sonrisa.
Al parecer Rachel nos presentó, porque entonces él se acerco a mí, colocó sus brazos alrededor de mi cuerpo y me dio dos besos, mientras decía “un placer”. Robert Pattinson acababa de susurrar PLACER a 5cm de mi boca. Noté como se me paró el corazón.
-Wow- ¿wow?. Sí wow, ¡WOW! Por dios cierra la boca, pareces idiota. De acuerdo, respira Carla, acuérdate de respirar. Corazón creo que no estas bombeando. Note un latido fuerte- Uff, esto….es…raro.
Todos se rieron, lo cual me hizo volver a aterrizar en la tierra. Yo también me reí.
-¿Qué es raro nena?- Rachel me abrazó sonriendo.
-Esto, todo. Yo, aquí, con actores y cantantes. Joder- mire a Robert- eres Robert Pattinson, lo siento…pero…quiero decir que…joder estás en todas partes. Ya se que tiene que ser una locura, y debe ser realmente incomodo que la gente reaccione así…como si fuera retrasada- me señale, negando con la cabeza.- pero todo esto es tan… extraño. Yo no soy de este mundo.
-Bueno, sí, la verdad es que es…embarazoso más que otra cosa. Pero siento decirte esto, nena-Nena. Síííí, lo sé. Una sonrisa interna inundó mi cara- ya eres de este mundo, estás rodando una película que va a ser proyectada, eres oficialmente una actriz.- Me sonrió, pasándose una mano por el pelo.
-Es cierto cielo, ya eres de los nuestros.-Rachel me apretó más fuerte entre sus brazos.

-Uff nosotros nos vamos a casa, ¿no Tay?- Marion y Taylor salían juntos. Y se iban, dejándonos a Tom, Robert Oh Rob Mío Pattinson, Rachel y a mí. Taylor asintió y le dio las llaves del local a Tom. Al parecer nosotros cuatro íbamos a seguir con la juerga.
-¿Qué tal si vamos yendo hasta el coche Carla y yo?, seguro que hay algún fotógrafo fuera, Rob, ¡tu primer día en Londres!- Rachel puso los ojos en blanco y agitó las manos por encima de su cabeza. Robert hizo una mueca de dolor y se pasó la mano por el pelo, dejándola apoyada ahí.- Venimos a buscaros, pararemos en la entrada, estaros atentos o mañana te habrás montado un trío con dos super modelazas- dijo Rachel mientras nos señalaba y hacía una pose con los brazos en su cintura, al tiempo que Robert se frotaba la cara con las dos manos, y se arrascaba su ceja derecha con una de ellas- mientras Tom mira. ¿Por qué tú no tienes relaciones sexuales, cielo?- pasó una mano por el pelo de Tom.-El la sentó en sus rodillas y contesto:
-Rob me las quita a todas, que le vamos a hacer. A lo mejor debería dejar de ser tu amigo.- Rachel se levantó y se puso a mi lado, y Tom pudo acercarse a Rob y darle unas palmaditas en la espalda.
-¡Genial! A parte de robarme la vida, también me van a dejar sin amigos.- cerró los ojos y sacudió la cabeza. Le mire apenada, a pesar de la dureza de su comentario y de que esa mierda fuera real, estaba sonriendo. No perdía la sonrisa nunca. Probablemente saldría del bar y habría un montón de idiotas incompetentes sacándole fotos y el sonreiría, en vez de partirles la cara a paraguazos que es lo que realmente debería. Todo un gentleman inglés.
¿Y si dejas de mirarle?
-¿Nos vamos?- le pregunte a Rachel apartando mis ojos de EL y de ELLA.

Salimos del bar y pudimos ver a siete tíos con cámaras, charlando entre ellos, pasando el rato, divirtiéndose. Mientras que el hombre más –able del mundo, tenía que esperar a que sus amigos vinieran a por él para que no soltasen mentiras como puños sobre su vida. Pobre.
Rachel y yo llegamos a su coche y nos montamos. Arrancó y se puso camino del local que acabábamos de abandonar.
-Esto es un poco triste, ¿no?
-Bueno, al principio lo era más. A Robert lo liaron con todas nosotras, y luego podíamos leer comentarios de sus fans criticándonos- ¿en serio? ¡no conozco a nadie que lo haya hecho!, me mordí el labio. Por dios, que mala persona me sentía.- El lo pasó fatal, preocupado por nosotras, por si nos importaba lo que dijeran las tías esas o nos molestaba. Pero ahora ya nos hace gracia todo. Hoy se montara en el coche con una rubia oxigenada espectacular.- se rió, ninguna de nosotras era una rubia oxigenada. Yo sonreí, pero en realidad me entraron ganas de llorar.- Y lo mejor es que ahora vamos a tener que dar una vuelta por la ciudad, esperar a que desalojen la zona. El O aun no lo tienen localizado, y ¡por dios qué no lo hagan!.
Al llegar vi como Robert y Tom salían del bar, sonriendo, como lo siete fotógrafos se abalanzaban sobre ellos, especialmente sobre Robert. Flashes por todos lados. Rachel se dio la vuelta y abrió la puerta trasera, y los chicos entraron. Me quede mirando la escena, mientras el coche volvía a arrancar. Acordándome de las veces que me había alegrado viendo a mi Roberto pedo salir de un bar, riéndose, y diciendo tonterías. Había creído que era tan adorable. Y ahora me sentía tan mal, formaba parte de ese acoso, ellos sacaban las fotos porque gente como yo las iba a ver. Ley de la oferta y la demanda. Se me encogió el corazón. Y volvió a sonreír justo cuando escuchó decir a Robert:
-¡Mierda! Me he dejado la cerveza dentro, no me gusta no parecer un alcohólico cuando salgo de un bar, debería habérmela metido al bolsillo.-torció el gesto y empezó a reírse. Exacto Rob, así de adorable. Mire por el retrovisor y lo vi con la boca abierta al máximo, decojonandose con Tom. Y sus ojos fueron a parar también al espejo, encontrándose con los míos. Le sonreí, y pestañeando me sonrió.
-Una locura, ¿eh?- le pregunte mientras nuestros ojos seguían observándose.
-No lo sabes bien. Un día tienes que salir en bolas a la calle para que un director te haga caso y ser alguien en este mundo y al día siguiente eres perseguido por una docena de paparazzis. C’est la vie, nena. No sabes qué película estás grabando hasta que no ves la reacción de la gente.- Entrecerré los ojos, todavía clavados en los de Rob y asentí. Pero los baje, pensando en lo que acaba de decir. Claro que, Running time no era Crepúsculo. Me reí. Jamás seria Robert Pattinson. Y tampoco lo quería.

-Así que Yankee, ¿eh?- Puse los ojos en blanco y ahogue una risa.
- ¿Qué le pasa a todo el mundo?. Yo no tengo acento americano. Nunca he estado en América. Debería tener acento español. Joder, el inglés que me enseñaban en clase era británico. Y los cinco meses que llevo hablando inglés de verdad, han sido en Londres.
El único inglés americano que he escuchado ha sido en series y películas. Así que, tú ¡me dirás!- levanté las manos en forma de protesta. El se rió, y levantó un dedo, meneándolo adelante y atrás.
-Pues lo tienes…-Empezó a decir. Pero mi cerebro se concentró solamente en su dedo. Era enorme. Había fantaseado un millón de veces con ese dedo, recorriendo mi cuerpo, tocándome, acariciándome. Introduciéndose en mí y haciéndome alcanzar la el cielo con las yemas de mis dedos….
-¡Hey!, ¡Yankee!- Alcé la vista aturdida. Tragué.
-Dime- solté agitada. Se chupo un labio. Así no ayudas a mantener una conversación fluida, Roberto. Y continúo:
-Que digo, que, a lo mejor es que, al intentar hablar en otra lengua, tu cerebro, inconscientemente imita el sonido de esas palabras que está acostumbrado a oír en esa lengua. Yo por ejemplo intentaba imitar la voz de Jack Nicholson, porque crecí viendo sus películas. Cuando intento fingir el acento americano, se me cambia hasta la voz, pongo su voz,- sonrió- o lo intento.- Paró para tomar un trago de la Heineken que tenía en su mano. Yo le imite y me quede mirándole. Tenía sentido. Le sonreí.
-Interesante teoría, deberías publicarla.
El se rió y se paso una mano por la cabeza, acariciando su pelo, y despeinándolo. Mientras yo observaba cada uno de sus movimientos, se acabó la música. Y Rachel subida en la barra del bar, bailando seductoramente con Tom, gritó:
-C, ¿por qué no bajas y cambias el cd?, mira a ver si encuentras algo que te guste.
Sí, aun lo hacia por mi. Sacudí la cabeza.
-Esta se piensa que voy a encontrar yo algo…
Mientras me levantaba y me ponía rumbo a las escaleras. Oí a Robert.
-Para, que te acompaño, no vaya a ser que te nos pierdas por el sótano- estaba sonriendo. Cuando llego a mi altura, se pasó la lengua por el labio inferior y torció la boca:
-¿Vamos?- Asentí y le hice un gesto con la mano para que él fuera primero.
-Creo que Cisco trajo algo de Placebo una vez. También creo que hay uno de mezclas que tiene algo de The Kills. Puff, ¡pero a saber dónde están!- estaba buscando en una caja al lado del estero. Sostenía algunos discos en la mano, mientras con la otra pasaba unos cuantos dentro de la caja. Dejó los de su mano en la mesa, y sacó otro montón. Se pasó la mano por el pelo, y siguió buscando. En ese momento un pasillo recubierto de chapas de cerveza llamó mi atención y me adentré en él, alejándome de Rob. Llegue a una sala llena de cajas de bebida. Estaba a tope…De pronto la luz se apagó. Yo no veía nada, ni recordaba donde estaba la salida. Tanteé la pared intentando encontrar la puerta, cuando note un hueco en el muro, oí a Robert.
-Carla, ¿Estás bien?
-Sí- me dirigí hacia su voz, y hacia la luz que venía de la ventana.
De repente note una mano que se posaba en mi cintura, una mano grande y fuerte. Que me giraba despacio hacia su dueño. Al darme la vuelta pude ver quien era. El dios de sexo me estaba mirando, mientras sus manos recorrían mis caderas. Levante la cabeza para poder contemplarlo mejor. Alcé la vista hasta sus ojos, la poca luz procedente de una farola, era tenue y se apagaba tras transmitirse a través de un cristal lleno de polvo. Pero se reflejaba lo justo y necesario para iluminar sus preciosos ojos. En ese momento de un gris verdoso, con las pupilas totalmente dilatadas, clavadas fijamente en las mías. Hasta ese momento la visión mas perfecta que se había proyectado en mis retinas.
Oímos el ruido de un coche, que se había parado delante de la ventana, donde había un semáforo. Sonaba Shadowplay de Joy Division.
Una de sus manos se elevó para retirar un mechón de mi cara, mientras que la otra se posicionaba en mi barbilla. Cerré los ojos. Pude notar su calor en mi cara. Pude oír mi respiración acelerarse, y a la suya acompasarse a la mía. Pude oír como los latidos de mi corazón incrementaban su ritmo, y como los suyos los imitaban. Fue acercándose a mí, poco a poco, y cuando estuvo lo suficientemente cerca como para sentirnos, bajo su cabeza, juntándola a la mía. Noté sus labios, rozando los míos, un segundo…hasta que en ese preciso momento ¡se hizo la luz!.
Ambos nos separamos instintivamente, respirando entrecortadamente. Mirándonos confusos. Oímos unos pasos acercarse y nos volvimos hacia las escaleras.
-¿Estáis bien chicos?. Se han saltado los fusibles.- la voz de Tom me sobresaltó.
-Claro- ahogué.
-Perfectamente- dijo Rob, jadeando, pasándose una mano por el pelo.
Suspiré. Suspiró.