viernes, 9 de octubre de 2009

Capitulo 11: ¿Mejor?

Siento haber tardado tanto nenas. Ya sabeis que no he podido. Y que os echo un montonazo de menos...Un besiiiiito que sois las mejores!




El se había ido después de “cenar”, dos veces.
A la mañana siguiente me levanté para ir a clase después de unos días de descanso. Y volví a intentar a hablar con Rachel un par de veces más. Ahora tenía el móvil apagado…o fuera de cobertura.
Sobre las doce del medio día llegué a casa y comí.
Este se suponía que era el ÚLTIMO día de rodaje. Había que volver a grabar dos escenas nocturnas, por lo que tenía toda la tarde libre hasta las siete y media.
Hoy no vería a Robert, ya que él tenía ocupada la tarde y yo la noche. Eso me entristecía de alguna manera, no es que tuviéramos que quedar todos los días, pero desde que lo conocía siempre había tenido la esperanza, esa sensación de esperar que pasee algo, esperar verlo en cualquier lado a donde yo fuera con Rachel. Pero ese día estaba completamente segura de que eso no ocurriría. Aunque con sólo verlo me bastaba, no iba a hacerlo.
Dejé mis pensamientos robertiles al darme cuenta de la cara de idiota que estaba poniendo, como cuando pasaba los días buscando cosas de él, hablando en el foro, y cayéndoseme la baba con cada foto que observaba horas y horas. Me di cuenta de que llevaba mucho tiempo sin googlearle. No me era necesario. Sabía donde estaba y donde había pasado los últimos días, y no necesitaba fotos de paparazzi para enloquecer, lo tenía junto a mí, en mi cama, en mis bragas, en mi….
Vale.
Cogí mi portátil y fui directa a pattinsonworld. No había muchas fotos de Londres. Aunque, desde luego, no pasaba inadvertido aquí, realmente la prensa no le acosaba de la misma manera que en América. Estaban las de la noche en la que nos conocimos saliendo de un bar. Otras en otros garitos del soho, y unas saliendo de una tienda de ultramarinos.
Muchísimas fotos que iban saliendo de Unbound Cautives y algunas nuevas viejas de las premieres de Remember Me.
Vi datos nuevos sobre el rodaje de Amanecer. Empezaba el 28 de abril. Fecha oficial. Me quedé blanca. Quedaban poco más de dos semanas para ese dia. Se iba a ir en breve a Estados Unidos y no volvería a verlo, nunca. Sabía que ese día llegaría más temprano que tarde, sólo que no le había puesto fecha y hora todavía. Claro, que también esperaba que un día simplemente pasara de mí, o desapareciera sin más. Probablemente en los 20 días que quedaban para su regreso a Estados Unidos, puede que incluso menos, esto último ocurriera antes. Por ese mismo motivo debía disfrutar de los momentos que él me dejara compartir a su lado. El día en el que se cansara seria mi muerte y no tendría tiempo de sufrir demasiado. Fin del asunto.
Sacudí la cabeza intentado deshacerme de pensamientos tan patéticos. Cerré el portátil de golpe y lo alejé de mí.
Creí que sumergirme en algo de provecho como estudiar para mis inminentes exámenes era una muy buena idea. Así que cogí mis apuntes y traté de empollar.
Al cabo de tres semanas, o probablemente dos horas y media, el timbre sonó.
Mire por la mirilla al llegar a la puerta. Era Rachel. Abrí la puerta sorprendida.
-Hombre…dichosos los ojos que te ven.- Sonreí calidamente, intentando darle ánimos, ya que no pensaba putearla con este tema.
-Me doy tanta vergüenza ajena que no puedo ni mirarme al espejo.
-Se nota, ¿tampoco te permites peinarte?. – Me fulminó con la mirada.- Sólo…bromeaba. –Sollozó ocultando su rostro con las manos. – Rach, todos hemos pasado por una situación parecida. Lo importante es que estés bien. Nadie va joderte con esto…-Reflexioné unos segundos.- Bueno, por lo menos no de momento.- Abrió sus dedos, que todavía ocultaban su cara, para mirarme furiosa y soltó una carcajada.
-Zorra.
-Lo sé, cielo, yo también te quiero.- Me mantuve en silencio unos instantes.- Entonces, ¿qué?. ¿Cómo estás?, ¿lo habéis hablado?.
-Sí, de hecho no quería hablar contigo ni con Rob hasta que no tuviese claro qué pasaba. Aun no lo sé, pero bueno, ya lo hemos hablado. Algo es algo.
-¿Y?- Pregunté expectante. Parecía que mi vida dependiera de lo que Rachel iba a contar a continuación. Ella se adentró en el piso, dirigiéndose al salón. Una vez allí se dejó caer en el sofá y suspiró.
-No lo sé. Me gusta, y mucho. Pero es Tom, Carla. Mi mejor amigo. Lo sabe todo de mí, y yo de él. Es Tom.- Repitió, haciendo una pausa. – El dice que también siente lo mismo, que no sabe cómo pero que de un momento a otro quiere metérmela enterica.- Desorbité los ojos, y parpadee un par de veces despacio.
-Wow, Rachel no seas tan delicada por favor. – Ella me ignoró.
-Que le gusto más que nadie le ha gustado nunca como persona. No es que haya sido muy romántico en su vida, la verdad. Pero eso es obvio. Somos amigos, soy como su Rob en tía.
-Muy gráfico.- La interrumpí, pero ella siguió como si nada.
-Pero que ahora es también físico, y el problema viene cuando se mezclan las dos cosas, que se ha asustado, como yo. Porque no sabe qué significa. Porque soy su amiga pero quiere que seamos algo más. Como yo, claro. Pero tiene miedo de que sólo quiera probar, que me la endose hasta el hígado y después se quede con la mera satisfacción de un grandísimo polvo. Que sólo sea el morbo de la conquista. Y eso es exactamente lo que me asusta a mi, C. Lo mismo. ¿Qué pasa si después del tonteo no nos queda nada?. ¿Qué va a pasar con nuestra amistad después, eh?. ¿Carla?. ¿Podremos seguir siendo amigos?. Sí, supongo. ¿Pero igual que antes?. No, lo dudo. Y lo peor ¿y si uno de los dos sí que quiere algo más y el otro después ya no?- Inspiró agotada. Yo me quedé en silencio intentado asimilar tanta información condensada.- ¿Eh?- volvió a inquirir nerviosa.
-¿Qué?- Yo estaba prácticamente en shock.
-¿Que qué opinas?- Elevó la voz exasperada.
-Pues… - Pensé en todo lo que había dicho. Tenía sentido, aunque las formas de expresarse dejaban que desear. – No sé, Rach. Tenéis razón, todo va a cambiar. Pero, ¿acaso va a ser lo mismo después de liaros y de lo que los dos hayáis experimentado estos sentimientos mutuos y recíprocos?- Deliberó la pregunta unos instantes, y al cabo de un rato negó con la cabeza.
-No, yo tampoco lo creo. Eso ya ha pasado. Por eso si no os arriesgáis y vivís lo que queréis sólo será una oportunidad perdida. Si sale mal, lo superareis. Sois grandes amigos desde hace demasiado tiempo como para que algo lo cambie. Por un tiempo os mirareis y os moriréis de vergüenza, pensando en lo que ambos habéis visto hacer al otro.- Sonrió.- Pero con el tiempo lo olvidareis y os reiréis de ello. Os conozco. Y si sale bien, será genial, no hay nada como encontrar a alguien que te quiera de esa manera antes siquiera de vivir experiencias como pareja, que te conozca tan bien.
Se quedó pensativa, con la sonrisa todavía dibujada en su cara. Me miro y la amplio más. Se la devolví. Respiró profundamente y dijo:
-Bueno, gracias. Pero dejemos ya el temita. – Asentí.- ¡Que pasado mañana es tu cumple?. – Puse los ojos en blanco y deje caer mi cabeza hacia atrás. -No te quejes que tu fiesta sorpresa ya casi está organizada.
-No me estoy quejando. Espera…¿sorpresa?. A lo mejor esta palabra no tiene el mismo significado en español que en inglés. ¿No se supone que si es sorpresa yo no debo saberlo?.
-En realidad no sabes nada. Sólo sabes que hay una fiesta, lo que es bastante predecible, por cierto. No sabes ni el lugar, ni la hora, ni los invitados…
-¡Genial! Una fiesta de MI cumpleaños con desconocidos. –Fingí emocionarme. Ella puso los ojos en blanco.
-No son desconocidos.- Dijo quitándole importancia.- Y por cierto, si quieres invitar a alguien, dímelo. ¿Tu compañera de piso?.
-Sí, Sandra. Viene mañana. – Rachel cogió una libreta de la mesita del salón y me la paso con un boli.
-Apúntame su numero y el de todos a los que quieras invitar.- Pensé en alguien a quien quisiera en mi fiesta en Londres. Y la verdad es que no conocía a demasiada gente, a nadie especialmente que no tuviera que ver con Rachel, a excepción de Sandra. Así que después de escribir su teléfono le pasé a Rach la liberta, torciendo la boca. Ella la miro sin sorprenderse.
- Genial.- Sonrió.- Será muy intimo todo.- Se rió y yo me uní a ella. Era bastante patética, sí, pero contaba con grandes amigas y con…
-Jack, lo invitaras ¿no?. – Cerró los ojos ofendida.
-Claro, C, Jack ya está invitado.
También pensé en Robert. Mi cumpleaños ideal consistiría en contemplar a Robert Pattinson durante horas. Nada más. No sabía si asistiría. Si quería ir, o si podía. Seguro que tenía cosas mejores que hacer. Y me abstuve de preguntárselo a Rachel, la situación ya era bastante penosa sin necesidad de parecer una loca chiflada por su mejor amigo.
Cambie de tema, y Rachel se aburrió de mí. Así que se fue a preparar “no te quieras enterar de todo”.
Yo seguí con mis apuntes, memorizando datos, manteniendo mis pensamientos alejados de cierta persona que conseguía anular mi actividad cerebral por completo, hasta las siete y media.

Y sí, fue el ÚLTIMO día de rodaje. La cosa se complicó un poco y acabamos bastante tarde. Susan estaba empezando a mostrarse muy nerviosa y susceptible. Aun le quedaba un duro trabajo por recorre, pero ya notaba la presión del final.
6 horas de rodaje, las últimas. Agotaba repetir una y mil veces las misma escenas, las mismas palabras, los mismos gestos. Tan tristes y deprimentes, pero con Jack haciendo el gilipollas entre toma y toma se hacia todo más ameno. Esto cabreaba a Susan pero a mi me encantaba.
Mientras conducía dirección a casa deliberaba sobre la experiencia de ser “actriz”. Mi trabajo ya estaba concluido, y según las palabras de Susan de una manera “soberbia. Alucinante, cielo. Increíble.” Sonreí, sí, alucinantemente increíble era todo, e inverosímil. Yo no podía hacer un trabajo soberbio como actriz, puesto que no lo era.
En realidad todo esto me asustaba, aparte de todo el rollo de que alguien me viera en una pantalla, los reproches de mis padres…era la confianza que todos habían depositado en mí. Las expectativas tan altas que todos tenían. Jack había bordado el papel. Eso era una actuación perfecta. Y el argumento, la dirección, el guión, el resto del reparto. Todo. Era genial. Pero ¿yo?, yo no lo era. Todos decían que era lo poco que creía en mí misma. Pero yo creía en mí, creía en mí mucho, pero no cuando se trataba de actuar, porque yo tenía muy claro que no sabia hacerlo. Jamás lo había hecho.

Llegué al barrio y aparqué en la calle de al lado. Me abrigue con la bufanda y el chaquetón, y me dirigí hacia mi piso.
Conforme me fui acercando fui diferenciando un bulto, que se fue convirtiendo en una persona sentada en el portal. Era un tío, tiritando. Me quede de piedra cuando la proximidad de mis pasos le hizo levantar la cabeza en mi dirección y comprobé que era Robert. Sonrió al verme, desencajando su congelada mandíbula.
-¿Qué haces aquí a estas horas?
- Rach me llamó cuando ella se fue del rodaje, me dijo que tu no tardarías en acabar y…bueno, vine enseguida, pero obviamente no estabas, y tampoco has tardado poco en acabar.
-¡Oh!, ¡joder, Robert!, pero si Rachel se fue sobre las once. ¡Son la una y media!.
-Lo sé…lo…sé. Llevo un rato esperando…sí.- Me mordí el labio inferior sintiéndome culpable. El pobre estaba pasmado. Llevaba dos horas sentado en un portal, expuesto a la fría noche londinense.
-¿Qué coño pensarían si te viesen aquí sentado? ¿Es que tu no piensas?- Pregunté mientras le tendía una mano y le ayudaba a ponerse en pie. Introduje la llave en la cerradura.
-Pues que… me he… puesto demasiado pedo y no he sabido llegar… a casa… así que me he tumbado en el primer…portal que he visto cual mendiguillo que soy.- Sonreí sacudiendo la cabeza.
Al entrar caminamos hasta el ascensor que ya estaba abajo. Nos montamos en él y nos miramos, él dibujo una sonrisa, o lo intento porque le tiritaban los dientes. Estaba literalmente temblando. Me acerqué a él instintivamente, y pase mis manos rápidamente de arriba a abajo por sus brazos, intentando calentarlo con la fricción.
-¡Joder!. Tiemblas, Robert.
-Lo…lo…lo sé. A-si…así no vas…no vas a…con-se-guir…nada. La chaqueta. – Tenía razón, lo único que estaba logrando era calentar el cuero de su chaqueta. Se la quite sin pensarlo. La coloqué entre mi brazo y su cuerpo y le abracé sin dejar de pasear con fuerza mis manos por sus brazos. Coloque mi cabeza en su cuello. Lo que me permitió aspirar mi dosis de Robandrostadienona, que hacía que, literalmente, me volviera loca, anulaba por completo mi parte racional. Le respiré profundamente y pregunté:
-¿Mejor?.
Buscó mi cabeza con sus manos, atrayéndome hacia su cara. Nuestros labios se rozaron despacio, para luego encontrase con ansia, demasiada para la situación. Dejo que su cuerpo apoyara su peso sobre el mío, haciendo que ambos nos moviésemos hasta chocar con fuerza con una de las paredes del ascensor, sin dejar de besarnos.
Mis manos mecánicamente fueron a reencontrase con su cara, su cuello, su mandíbula, su pelo, aferrándose a él. Moví mi cuerpo un poco para ajustarme perfectamente a él, y esto hizo que su chaqueta se resbalara y cayera al suelo. Ninguno le presto la menor atención.
El introdujo sus manos por debajo de…mi abrigo, chaqueta, blusa y camiseta…demasiada ropa. El también lo pensó y me quito el abrigo en un segundo, sin dejar de devorar mis labios como sólo él sabía, después se deshizo de mi chaqueta de punto. Y volvió a recorrer mi espalada con sus manos, introduciéndolas por debajo de la camiseta. Me estremecí con el contacto de su piel en la mía, frió, pero perfecto, hacia demasiada calor para poder siquiera percibirlo intensamente. Mis manos seguían deleitándose con la maravillosa textura de su suave y muy alborotado cabello. El nos separó, volviendo una mano a mi cara y acariciando mi mejilla, mientras sus ojos examinaban deliberadamente los míos y su otra mano dibujaba círculos por mi espalda. Sonrió ampliamente.
-Mucho mejor ahora, nena.- Le devolví la sonrisa. Era lo que buscaba, realmente me había asustado cuando lo había visto tiritar de esa manera. Ahora hablaba y respiraba con un poco más de normalidad, aunque demasiado rápido…Atraje su cara a la mía, empujando su cuerpo hasta el extremo opuesto del ascensor. Colocando su cuerpo contra la pared con violencia. El buscó de nuevo mis labios con su sonrisa todavía en su boca.
Un pequeño bote hizo que ambos nos separásemos sobresaltados. Pero todavía mirándonos con ánimo, íbamos a seguir con lo que habíamos empezado en esas pequeñas cuatro paredes. Pero cuando las puertas se abrieron percibimos la presencia de Martin Parson, el vecino de al lado, en el rellano. Nos miro primero asombrado y después con…asco y recelo.
-¿No tienes casa, bonita?.- Robert estaba paralizado. Mirándolo aterrado. Cuando volvió a la tierra, se agachó avergonzado a recoger las chaquetas esparcidas por todo el suelo.
-Perdón, Mr Parson. – Le sonreí, saliendo con la cabeza gacha. Robert me siguió.
-Sí, lo siento, Mr Person…digo Parson.-Murmuró sin mirarlo.
Yo contuve la risa que estaba a punto de explotar en mi interior, mientras él se acercaba completamente rojo hacia mi puerta. La abrí y entre estallando en risas. Su cara era un poema, parecía un niño pequeño al que acababan de pillar haciendo algo que no debía, no podía si quiera levantar la vista del suelo, pero sonreía tímidamente, como siempre hacia cuando algo le daba tanta vergüenza. Era una imagen que no tenía precio, tan mono y adorable, más incluso que de normal. No pude evitarlo, cerré la puerta, y me abalancé sobre él, besándole con pasión. El separó mi cara un segundo, seguía rojo, pero ahora por otro motivo, sus ojos eran lujuriosos, y perfectos. Me mordí el labio inferior, mientras el torcía su media sonrisa y me levantaba del suelo para colocarme en su cadera, devorándome de nuevo mientras caminaba hacia mi habitación.

3 comentarios:

  1. Genial!!! Ay pobriño que tenia frio.. pero bueno, se ve que entro rapido en calor xDD

    Sigue asi Seve, besitos!!

    ResponderEliminar
  2. ayyyy tiritando de frio mi niño, mmmm y tiritanto de calor ??? arrrrrrrrfffffff Graciassss Seve, como me gusta y graciassssssssssssss (seguro que sabes pq te lo digo) por TODO y por favor no te disculpes por tardar, esperamos el tiempo que sea necesario pero tu a tu ritmo y cuando puedas.
    Un besazoooooo

    ResponderEliminar
  3. Brrrrrrrrrrrrr asi estaba yo esta mñana de madrugada cuando me he ido al curro..pero JODER, Roberto no ha venido a mi a calentarme =(

    Muuuua cari!

    ResponderEliminar